Esta noche soñe con el Tibidabo. Para mí es un lugar ya mágico, de esos que son de obligada visita este año sin falta. Hay una fecha marcada, San Juan, o Sant Joan (la verdad es que de Catalá no voy muy sobrado todavía). Hoy soñé que subía a lo alto del monte a contemplar la ciudad majestuosa a mis pies. Todo luz, todo noche. La compañía magnífica, la rubia de la canción y el alcohol, unas litronas de Mahou. Sólo faltaba el cadillac de segunda mano, no descarto que algún día lo tenga, aunque sólo sea para subir al Tibidabo. Y aunque no había cadillac y no se muy bien como subi, ayer en sueños al Tibidabo, se que desde allí hay una vista mágica, aunque sea totalmente distinta a la que conoceré, pero los lugares mágicos tienen eso que nadie puede conseguir y es que nunca decepcionan. Y mucho menos con una rubia tan especial al lado.