La veo, sonrio, me sonrie pero no es lo mismo. Sus ojos provocan mi sonrisa, mi sonrisa provoca la suya. Su sonrisa provoca a mi corazón, su corazón se mantiene en “standby”. Dificil puede ser el día a día, pero luego te das cuenta de lo afortunado que eres por el simple hecho de poder verla, de conocerla.
Palabras no existen para describirla, sentimientos no acaban, ni cuando acaba el día. Escribiría cuando siento por ella, escribiría cuando me inspira, escribiría todo lo que siento, necesitaría horas, noches y días. Podría empezar con su cara, sus ojos y su sonrisa, podría describir lo que siento o lo que me hace sentir cada día. Da igual por donde empieze, pues nunca acabaría, me faltarían palabras, adjetivos, versos y líneas. Puede que todo esto, parezca una poesía, pero yo no soy poeta, soy cautivo del sentimiento, que crece y me consume, día tras día. Se me acaba la inspiración ¡la mayor de las mentiras! Me voy a buscarla, donde la vida es un sueño, y los sueños nos dan la vida.
