Camino hacia las rocas del acantilado, como camina un alma solitaria dejada de la mano del destino. Me acerco a la espuma que el mar provoca al chocar y querer romper la piedra que sostiene mis pies. Mientras me quedo de pies veo, como si verdaderamente estuvieran, a los percebeiros que dia a dia se juegan la vida para conseguir ese preciado manjar. Veo como arriesgan hasta el último segundo y como a veces se dejan la vida en el mar.
Miro el mar con melancolia, como lo mira un emigrante desde su nueva patria, con añoro y recuerdos, de lo que el mar le separa. Veo en él el dolor de cuantos dejaron atrás todo, para algun día tener algo. Recuerdo las viejas historias de peregrinos, que iban hasta finisterra, poruqe pensaban que el cielo se encontraba allí: entre niebla y salitre, rodeado de paisajes idilicos.
Me da por dejar de pensar en percebeiros, peregrinos, emigrantes, naufragios, mareas negras y demás cosas que tengan que ver con el mar; contigo a tu lado solo veo olas, espuma y un azul cristalino, contigo me olvido de todo menos de tí.

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