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Surreal life

26 de octubre de 2008

Nadie a acompañarte baja

Llevaba tiempo prometiéndome a mi mismo no hablar de este tema. El otro día, hablaba con Jaio de una de las cosas que me pasaban por la cabeza ultimamente. Él pensó en lo que le comenté y me dio cierta parte de razón, toda la que se le puede dar a un optimista que ve la vida de una forma muy negativa. En verdad, llevo tiempo hablando de ello sin dejarlo ver de forma explícita.

Ultimamente cuando llueve a cántaros me quedo mirando a la calle. Veo como se forman charcos enormes. A la gente le asustan las tormentas y a mi me parecen fascinantes. Me quedo mirando el agua para intentar comprender como funciona, que ocurre si te encuentras dentro de ella. No me refiero a estar en una piscina en calma, hablo de agua en estado natural. Siempre me dio miedo aprender a nadar.

Cuando llueve me acuerdo del Río Duero. Me acuerdo del accidente de Saúl. Nunca quise escribir todo lo que ocurrió esos días porque no quería estar encerrado en casa ni sólo. La verdad es que "la suerte" si es que se puede utilizar esa palabra es que ocurrió en Semana Santa, un momento en el que no se suele estar en casa.

Saúl había sido un compañero de clase durante algunos años, pocos. Pero pocos años a su lado daban para mucho. Luego, cuando las clases nos separaron, siempre lo veías por la calle, con una sonrisa, con un gesto típico suyo. Saúl tenía un gesto que aunque ninguna cámara hubiera fotografiado todos los que le conocimos tenemos grabado a fuego en la memoria. Saúl sacaba un poco la lengua y se reía. Nadie podría imitarle.

Era Lunes Santo, y yo me paso las tardes nervioso por salir en la procesión. Llevaba toda la tarde lloviendo y los hermanos cofrades estábamos pensando que nos quedábamos sin salir. Al final nos la jugamos, salimos y nos respetó la lluvia. Mi primo, Javier, vive dos meses pensando en la procesión y tiene a sus compañeros de clase en Valladolid cansados de procesiones en Zamora. Aquel día, otro de los hermanos, que aunque llevemos media vida saliendo seguimos ilusionados, estaba enfermo y no pudo salir. Los Lunes Santos son especiales. Por la noche es tradición escuchar el Oh Jerusalem y luego aguantar un rato por ahí hablando con los amigos. Esa noche me junté con unos de esos exiliados que vuelven a casa por Semana Santa. Nos dieron las tantas (que en Semana Santa viene siendo tradición) y en el Ópera Café me encontré con Saúl. Estaba en Valencia, preparando su futuro. Había venido 3 días sólo porque es zamorano. Porque vive como nadie estos días. Nos fuimos a la cama y lo dejamos reencontrándose con un monton de gente.

Al día siguiente me levanté pronto, tenía que ayudar a mis abuelos. Cuando vives durante el año fuera de la provincia tienes la manía de al volver escuchar Radio Zamora. La noticia del día era que un joven se había precipitado al Duero al pasar por el Puente de Piedra. A esas horas ya se aventuraba que era un joven de Carrascal. No se que dijeron después, creo que ya no escuchaba aunque siguiera la radio encendida. Acabé rapidamente lo que tenía que hacer y me fui al puente. Allí todo era un caos, periodistas, personajes públicos, curiosos y sobre todo lo que yo no quería ver: conocidos. Me quedé mirando todo, desde lejos, como quien es ajeno a todo lo que ocurre. Una mujer se me acercó y me preguntó ¿Que pasa?. Lo sabía, le podía contestar pero no me apetecía hablar. Le dije no se y me fuí de allí. Me acerqué a las vallas. Abajo bomberos, policias y mucha gente moviéndose de un lado a otro. Al cuarto de hora decidí marcharme. En verdad habían pasado casi dos horas. Fuí a hablar con otro ex-compañero de clase que estaba hundido. Allí se acercó un bombero que llevaba toda la noche trabajando y fue a darle ánimos a la gente.

Todo lo que pasó aquel día no lo recuerdo muy bien. Sólo se que quise ver el homenaje que le iban a hacer las bandas de música a Saúl. Necesitaba sentirme arropado por alguien, por ellos. De vez en cuando releo lo que escribió aquel día la prensa. Necesito leerlo, casi me lo se de memoria. Es como tener el recorte de un Viernes Santo en el que un compañero de paso luchaba contra el cáncer. Los necesito junto a mi para sentirlos todavía. Es como un miedo a que algún día los olvide.

Todo esto no tendría ningún sentido ahora mismo sino fuera por un detalle fundamental. Ese bombero que se acercó a la gente, el que durante toda la noche estuvo trabajando era quien hace unos días ha fallecido salvando a unos niños. De él no puedo hablar mucho. Le conocía de ser una persona transversal. De esas que parece que entra y sale de tu vida, aunque en verdad siempre estuvo ahí. Lo veía en la biblioteca, lo ví las dos veces que fuí al rodaje de celda 211 y lo ví aquella mañana trabajando. Seguro que alguna vez más lo vía porque conocía a varios de sus compañeros de turno.

El Río (si, con mayúsculas) Duero tantos años viendo como le dábamos la espalda se empeña ahora en devolvernos todo lo mal que le hemos tratado.

 

Comentarios

Muy buen texto, sí señor! Muy emotivo.
#Permalink |Blogger Mario Crespo | Escrito el 27 de octubre de 2008, 10:32
Me ha gustado mucho,la verdad que yo indirectamente o directamente adrede tambien viví esos dias con mucha emoción,y siempre que paso por el puente me acuerdo de esos dias tristes....

Bss y gracias por acordarte de mi blog...:D
#Permalink |Blogger M@r@ | Escrito el 28 de octubre de 2008, 16:03

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