Cada semana. Cada fin de semana. Escondidos en los váteres del bar. Otra raya más de amor. Todo y nada. Una vez más. Los domingos reniego de tí. Los sábados me muero por tus huesos. No te entiendo. No me entiendes. Nadie nos entiende. NADIE. Y sigue pasando el tiempo. Deshojamos la margarita de la vida. Nos matamos día a día. Y vuelve a empezar el fin de semana. Sube nena.