
Las gotas de lluvia golpean la ventana. Es como si tuviese una maquina de escribir en mi cabeza.
Una
y otra
vez,
gota
a
gota.
La lluvia cae tan rápido como los vasos de whisky. Otro puñetazo directo al hígado. Como Sid Vicius tocando un arpegio que nunca aprendió. Una dosis de heroína para la reina de Inglaterra. Se me queman las entrañas apagandome un cigarro.