Me gusta jugar contigo a que seamos tipos duros en una barra de bar. Allí bebo whisky doble y fumo sin parar. A veces, incluso, llevo gabardina y vivo en los años 30. Tú eres Marlene Dietrich, Greta Garbo, Marilyn, Ingrid Bergman. Te gusta que te pida fuego mientras juegas con mi mechero. Mientras en tus ojos se crean chispas. Cojes mi vaso y lo manchas con carmín. Alomejor Sam toca el piano. En tus sueños sacamos lo más salvaje que llevamos dentro.
En verdad, seguimos sentados frente a frente en el banco del parque de tu casa. Seguimos siendo quinceañeros atrapados en el cuerpo de otra gente. Es una guerra de trincheras que no avanza porque seguimos pensando en otras batallas. Y que hago aqui mirando al cielo/a diez mil kilometros de tus besos/besando banderas abriendo fuego/cabando trincheras y te echo de menos. Me gusta perder batallas si no se convierten en guerras. Me gustas tú. Podemos ver pasar las estaciones sentados, esperando. Vivimos en mi ciudad. Era más divertido cuando tu madre voceaba por la ventana. Cuando nos escondíamos. Cuando nos dábamos la mano. Cuando no nos hacía falta soñar para ser felices. No habíamos visto Casabalanca. NI siquiera Desayuno con diamantes. Ahora soñamos con levantarnos cada mañana como George Peppard y Audrey Hepburn. SIN EMBARGO, seguimos mirándonos, sentados, esperando que el tiempo nos lleve al olvido.