Había una foto en mi habitación. Una sola foto llena de rayones. Hace años que decidí quitar los posters de estrellas porque estábamos en crisis. Y la cámara digital mató el revelado. No se bien porque guardo esta foto. Creo que es porque nunca pude conseguir la foto que yo quería. No si soñé con aparecer en la portada de La Opinión marcando un gol para el Zamora o quise ser la cara del informativo. Alomejor quería tener una foto apagando un incendio, porque fuegos apago todos los días.
Yo crecí en la época en la que no teníamos móviles ni cámaras de foto. En verdad en mi época sólo existía el fútbol y después la mala vida. Y ahí sigo con fútbol y mala vida, mirando para otro lado cuando me llaman. Supongo que la mejor cámara que tenemos está en nuestra cabeza, pero Punset me dijo que la memoria nos engaña y Clifor parece Ambroise Bierce 125 años más tarde. No todos vemos la realidad igual pero la foto que tenía Bierce en la cabeza la deberían colgar en la fachada de mi ayuntamiento.
Las instantaneas que sacaba la cámara de mis padres eran malas. Papel barato, cámara barata. Era el orgullo de la familia. Como esa foto que veo cuando llego de fiesta en el pueblo. Colocada enciima de la tele, para que ellos puedan verla cuando no les vamos a ver. Mis bisabuelos en mi bautizo. Su sonrisa sólo es comparable a la de un niño la noche de reyes. Cada año que pasa creo que cambia la foto. Su sonrisa cada día es más grande, alomejor no lo estoy haciendo tan mal.
La foto que está en mi habitación es de un verano. Esos veranos en los que los pueblos eran pueblos y no cementerios. Con esos amigos que los kilómetros intentan arrebatar. Con quienes se van yendo. Una instantanea de domingo. Despues de misa. Todos engalanados.
Sigo sin saber porque un día la saqué de su album y la traje a mi habitación. Porque esa y no otra. Cuando la llevé a Salamanca pensé que era porque no quería renunciar a mis raices. No quería olvidar el pueblo. Quería sentirme en Zamora, rodeado de esa gente. Porque tenía ese miedo al irse lejos. Al emigrante. Es posible, pero había muchas otras fotos parecidas que no escogí. Y por eso esta tiene algo que me hace sentir bien.
Ayer no conseguía dormir. Y desmpolvé los albumes de fotos. Encontra uno de cromos. Cromos de la liga 93-94. Panini. Adios Logroñes. Las fotos nos cuentan una historia que se va borrando. Al menos en mi cabeza. Las caras, los lugares y los objetos se van dispersando para dejar paso a unos nuevos. Por eso quiero algún día imprimir una foto nuestra. Para que no se me borre nunca el recuerdo de un verano magnífico y un invierno largo de noches en vela.





