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Surreal life

5 de marzo de 2010

Bayadoliz Style of Life 3.0

Era su casa o su vida, era al menos el lugar en el que le apetecía estar desde hacía mucho tiempo. Quería cerrar las ventanas, tapiarlas con maderos viejos para defenderse del revólver de algún indio perdido. Quería aparecer y desaparecer y no volver nunca más a beber. Quería hacer tantas cosas desde que era un niño y sólo se veía capaz de conseguir una. Había gastado su vida luchando contra enemigos invisibles y ahora sólo le quedaba un título con el que poder escribir.

Decían que era el lider, no paraba de encontrarse con gente que le decía lo bueno que era y todo lo que había conseguido. Había, cierto, pasado. Eso le retorcía la cabeza y varios órganos necesarios para sobrevivir. Seguían diciendo que era el lider y tenía que tirar del carro, y ese carro cada día pesaba más y sus piernas cada vez podían menos.

Si, es un gigante, no podreis tumbarlo, he visto tantos gigantes caer del mismo lado, todos los gigantes caen, es la URSS, amigos, hoy murió Stalin. Si, creen que pueden tirar el muro, pero eso es imposible, mira, ha caído y siguen dando coletazos, siguen vivos. Viven. Eso dicen: viven.

¿Dónde está el lider? Dime dónde está y cuentame el porqué, dime por que no esta hoy aquí, es viernes y hoy toca reunión. Porque ya no viene por aquí, ¿que le habéis hecho malditos? Están todos, les esperan, si , dicen que son sus seguidores, que lo aprendieron todo de él, que es su maestro.

Y entonces entró. La puerta se abrió de par en par, la mirada altiva, la cara arriba, las manos temblorosas y no por un exceso de alcohol. Dame una cerveza. Dame una alhambra. Ohh, ojalá pudieras darme una Sagres. No, ya lo se, no siempre se llega a la meta.

Entró y se sentó en la misma mesa, en el mismo sitio, con la misma pose, la misma media sonrisa de miedo, incertidumbre, de no saber muy bien hacia dónde iba. ¿Dónde vamos? Si tú lo sabes dímelo ya. Estaban todos, siempre están todos, nunca fallan. Eso lo podía tener muy seguro, siempre habría un carro para tirar de él.

Y si, recuerda, los mismos nervios, los mismos zapatos que el día de la comunión y la misma escena de Western para el que pasaba por allí y no sabía de que iba nada. Y amigo, eso es lo mejor de la vida al más puro estilo bayadoliz, porque los hijos de puta que se reúnen allí saben montar la misma escena cada fin de semana y acabar siempre leyendo la obra maestra de David González aunque tenga que cambiar el protagonista. Y el chico que va a llegar lejos y el de los ojos azules y el aprendiz y todos, absolutamente todos, estan allí con el mismo cosquilleo ante un nuevo tiroteo.

Que vienen los indios, joder, que vienen ya. Agarraos los putos cojones ahora que luego habrá que tener el dedo en el gatillo. Y él, yo o quien fuera. Porque nunca supe si era yo o el personaje me había suplantado, ya no tenía ganas de disparar al aire porque es lo que llevaba haciendo cuatro meses. Dispararle a un enemigo invisible que se escondía fuera del mundo real.

Y ponme otra cerveza más, que esta noche voy a tirar del carro. Aunque nos lleve la puta muerte por delante pero vamos a morir como sólo nosotros sabemos. Y mañana dirán que yo no era un hombre valiente, ni siquiera estaba en mi mejor momento, pero en el fondo tuvo los cojones de salir al campo de batalla a defender a los suyos.
 

Comentarios

Pero siempre
y digo siempre

va a quedar una bala de plata.
#Permalink |Blogger jaio | Escrito el 5 de marzo de 2010, 23:48

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