Pum. Y aquí todos estamos mirando al muerto, al humo de la pistola y nadie mira a quien ha apretado el gatillo.
Y el muerto no es Liberty Valance, amigo. ¿Pero quien tuvo cojones a dispararle? Lo único que hizo Liberty fue luchar con sus cartas marcadas a fuego y darse cuenta demasiado tarde de que en el fondo también él quería estar del lado de la ley.
Esta es otra historia de piratas que navegan por mares de arena entre litros de whisky refinado con varias porciones de queroseno y agua. Es otra historia de gente que recoge un papel a la entrada del decorado y luego nunca lo quiere. Lo esconden, lo guardan bajo siete llaves en la caja fuerte del burdel. Es otra histyoria de silencio, viento silbando y calor. De ventanas que se cierran solas y miradas que no se ven. De mucho silencio, de esperar siempre, de forma interminable, hasta que de nuevo aparezca Liberty con su mueca interminable de oreja a oreja, con un cigarro mal liado y mal quemado.
Pero entonces, ¿quien es el hombre que yace en el suelo? No te importa, asi que no preguntes. No nos gusta la gente que hace preguntas porque implica que se unen nuevos actores a esta farsa y tu no sabes la cantidad de ellos que hay. ¿Sabes dónde está la puerta? Si no quieres hablar con ésta, sería un detalle que te fueras por allí.
Pero hoy debe de haber rodaje porque hay voces y un muerto en el suelo y ha desaparecido Liberty Valance y no queda ron en el saloon y las putas están en huelga. Y hoy sólo nos queda gritarle a Zapata con tequila en la mano y llorarle al muerto, que dicen que está muy vivo.