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Surreal life

31 de enero de 2006

Cualquier día...

Y veía como sus lágrimas resbalaban por sus mejillas, cayendo una a una, gota a gota sobre aquel periódico que contenía la fatídica noticia. Le decía que no llorase, me dolía su dolor. Pero en cambio se puso a hacer las maletas, quería llevarse para siempre su dolor y su tristeza, era como si no me oyese. Las lágrimas brillaban como perlas al recorrer sus carnosos labios, labios que una vez pude probar.

Y se fue. Arrancó su todo terreno pese a interponerme en su camino, plantando cara a aquel pesado vehículo que podría destrozarme, pero no podía, por que ya lo estaba. Pese a mis insistencias de que no lo hiciese, que desistiera y volviese, que no cometiese una locura, pisó el pedal del acelerador y se puso en marcha, hacia ningún sitio.

Corrí detrás de ella como si me fuese la vida en ello. La rabia por ser el causante de esas lágrimas me hacía seguir corriendo tras el coche, pese a que se alejaba cada vez más. Ella miró por el retrovisor, intentando ver que el pasado solo había sido un sueño, una mala pesadilla, pero no fue así... no vio nada.

Supongo que sus lágrimas, o la rabia, o el dolor no le dejaron ver como el semáforo se tornaba del color de la sangre, lo que provocó la desgracia. Un tráiler de demasiado peso como para nombrarlo se acercó a gran velocidad por el lado izquierdo del cruce arrollando el todo terreno, y con él, toda mi esperanza. Los hierros del diminuto vehículo al lado del gigante se doblaban como plastilina, las ruedas chirriaban al derrapar sobre el negro asfalto, los cristales se despedazaban en incontables pedazos, como mi corazón sin vida. El miedo me paralizó, no pude más que observar desde la distancia el terrible accidente, mientras la gente se acercaba con lógicos signos de preocupación y el camionero, y quizás algún peatón más, llamaba desesperadamente al número de emergencias.

De entre la muchedumbre apareció ella, sustituyendo las lágrimas por una sonrisa. Nos fundimos en un abrazo.

Mi foto en el periódico del día, anunciando mi muerte en un trágico accidente, sería sustituida por la de ella por similar causa. Pero a nosotros eso ya nos daba igual: estábamos juntos de nuevo.

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