Elijo las canciones más lentas, con las letras más tristes o melancólicas, me armo con mis cascos para aislarme del mundanal ruido, meto mis manos en los bolsillos, agacho la cabeza y salgo del portal. La noche parece sacada de una película de vampiros: luna llena con nubes negras que la cubren ligeramente. Me pongo en camino con la música a un volumen casi dañino, no quiero escuchar a nadie, no quiero encontrarme a nadie y creo que nadie quiere encontrarme a mi. Ni yo mismo quiero encontrarme, simplemente necesito despejarme y caminar un poco hacia ningún lugar. Por encima de las gafas, sin levantar la cabeza, veo de frente una persona conocida que viene sonriendo con sus, deduzco, amigos. Parece contenta, estar pasándolo bien. Chica guapa donde las haya, cuando me cruzo con ella, como en una película, todo parece ir más despacio, su larga cabellera se mueve de un lado al otro al girar la cabeza para dirigirme una sonrisa acompañada de un saludo seco, que quizás sea debido a la tristeza, melancolía, o como querais llamarlo, lo interpreto como poco deseado, como no quieriéndo cruzarse conmigo. Se lo devuelvo más por cortesía que por ganas, hoy no tengo ganas de nada ni de nadie. Otro día el saludo habría sido totalmente distinto. Al verla me asaltan miles de recuerdos.
No es tarde, pero las farolas ya están encendidas iluminando la ciudad con sus características luces anaranjadas. Las tiendas aún apuran las últimas horas de clientes y las calles están repletas de gente. Camino sin rumbo fijo, doblando esquinas de forma aleatoria, tomando calles que nunca he pisado, o al menos, si lo he hecho, no lo recuerdo. Intento aclarar mis ideas, ideas que no me dejan pensar. Intento también ordenar mis pensamientos, pero los recuerdos del pasado me asaltan con cada canción, aunque canción y recuerdo no tengan correlación. Nado en un mar de dudas.
Después de dos horas caminando sin sentido, me doy cuenta de que el destino me ha devuelto a mi lugar de partida, el triste portal de mi casa. Saco las llaves y entro a mi casa, despidiéndome así de una noche que pese a no haber sido la más divertida, quizás haya sido la mas productiva, me ha hecho pensar y recordar. Vuelvo así a la realidad.
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