Ayer la vi otra vez, quería decírselo, pero cuando la veo me faltan las fuerzas, me flaquean las piernas, una sensación extraña recorre mi cuerpo que me impide reaccionar, que me impide reaccionar hasta de las incidencias externas, en ese momento podrían pegarme un disparo y probablemente ni me enteraría. Después de perderla de vista entre la muchedumbre, la noche ya no era igual, pensaba en ella e incluso me volvía paranoico creyendo verla en todas partes. Ella es mi debilidad.
Pero la noche llegó a su fin para mi, y no la vi más. Eso es lo importante, no tuve valor para decirle nada y no me veo capaz para hacerlo en un futuro, aunque ganes no me falten. Puede que sea miedo, o puede que sea un cobarde y como todo cobarde seguiré escondido en la sombra, agazapado, esperando el momento de salir... ¿A dónde?
Al menos seguirá siendo mi “amor platónico”, seguirá siendo, para mi, alguien especial.
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