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» Kronania: abril 2008

Surreal life

30 de abril de 2008

Just do It

Just do It
Imposible is Nothing
Your fragances, your rules
I´m Lovin' it
¿Te gusta conducir?
La potencia sin control no sirve de nada
Tú eres el King
Yo no soy tonto
Tu libertad
Sexperience
| Escrito a las 23:07 | 0 comentarios |Ir arriba

23 de abril de 2008

Petenera

Hoy
Quisieramos ser grandes,
tan grandes como la tristeza,
como la vida que cosechaste a manos llenas.
Tan solo por hoy,
gigantes como tu alegría,
como nuestros puños cerrados,
como tus brazos abiertos.
Solamente hoy,
confundidos con las lágrimas de este cielo que,
tal que los tuyos,
nosotros,
por ser hoy,
también está llorando.


Y mientras pasan los días envolviéndote en un huracán que todos los universitarios conocen, algo nuestro se va quedando enganchado en el pasado hasta mantenerlo como un recuerdo. Para el ser humano los recuerdos son totalmente necesarios para poder sentirse vivos. Pero hay veces que los recuerdos nos atrapan y no nos dejan seguir adelante. Y en esos días o meses sólo piensas en estar fuera de casa y en poder hablar con alguien, quieres estar ocupado y no tener tiempo para pensar. Ni siquiera tiempo para escribir. Y tampoco se lo cuentas a nadie, porque quieres olvidar lo que no puedes. Y siguen pasando los días y ves la tolla pero no la tiras, porque si pierdes este combate, que sea porque has caído, no porque te has rendido.


Y mientras sales a la calle y tienes el mundo en contra, gente que no sabe de que va esto porque son su propio ombligo. Y el día que desesperado te desmoronas en brazos de alguien y le haces señales de SOS escondidas, parece que el mundo ha cambiado y tu ya te has apeado y ahora costará mucho volver a subirse. Y en tu cabeza esa canción, siempre esa canción.





 
| Escrito a las 23:16 | 0 comentarios |Ir arriba

14 de abril de 2008

Nazareno de la congregación

La verdad es que tengo vagos recuerdos de ese día. Sólo lo que me cuentan, lo que veo en las fotos y lo que intuyo. Recuerdo no ver nada y a gente colocándome el caperuz. Recuerdo mucho cansancio y un madrugón espectacular. Luego los recuerdos se hacen borrosos, se mezclan con los de años posteriores, se globalizan, se unen y crean un todo. Todavía siento los nervios de la noche anterior, colocar todo para levantarse a las 4 menos cuarto de la mañana, mientras el Merlú tocaba en la esquina del Hospital. El primer año estaba tan nervioso que se me cortó la digestión camino a la procesión, pero me dió igual. Luego tengo tantos recuerdos que no sería capaz de explicar sino se viven...ver salir el 5 de copas, la ilusión de los niños, que eran como yo, en la fila, la ilusión de mi familia y todas esas sensaciones que rodean a un niño en un viernes santo en Zamora.

Ahora han pasado los años, siempre se pierde algo de esa magia, no por crecer, sino porque rituales que antes eran nuevos ahora ya son conocidos. Se conoce otra forma de vivirlo todo, con la misma emoción, con esos nervios previos y viendo las mismas caras de felicidad en la gente de la fila. Y a todo eso se puede sumar el orgullo que se siente al poder decir que uno lleva 17 años como nazareno de la congregación.



Por todos los que os habeis ido, cada año pesa más la cruz, pero la soportaremos, amigos.
| Escrito a las 1:28 | 0 comentarios |Ir arriba

12 de abril de 2008

No sólo respirar

| Escrito a las 23:59 | 0 comentarios |Ir arriba

9 de abril de 2008

JAB


A algunas personas les afecta el cambio de hora, en especial este último en el que convertimos las dos de la madrugada en las tres, como método de ahorro energético. A otras personas, por el contrario, dicho cambio no les afecta en absoluto. A mí me trastorna lo de adelantar los relojes, no tanto lo de atrasarlos. Tal vez porque prefiero ganar una hora a perderla. Leo ahora un titular que dice: “Un 31% de españoles confiesa que el cambio de hora le afecta negativamente”. Lo leo un viernes, pero llevo toda la semana dándole vueltas al tema en la cabeza.
Cuando cambiamos la hora en la madrugada del sábado al domingo pasado, aquello no me afectó. Me fui a la cama en torno a las dos, y en ese momento el reloj marcaba las tres. En cualquier caso, una franja horaria a la que me gusta ir a dormir cuando es fin de semana: entre las dos y las tres. Fue al despertarme cuando empecé a sentirme cansado, como si ocho horas en cama no hubiesen servido más que para dejarme molido. En la noche del domingo, cuando mi reloj marcaba las doce y media, me preparé para meterme entre las sábanas, lo que supone varios minutos entre que me despojo de las lentillas, superviso a ver cómo va el emule, me pongo el pijama y bebo un poco de agua (lo cual me obliga muchas noches a levantarme a orinar en mitad de la noche y aún aturdido por el sueño, igual que si fuera un viejo prematuro). Una vez dentro del sobre, los minutos empezaron a transcurrir con una densidad intolerable. Ya sabes a lo que me refiero: cuando no logras dormirte aunque estés agotado y el tiempo se te hace espeso y la noche se convierte en algo larguísimo, soporífero, aburrido y desasosegante. Hacía semanas, no sé si meses, que no tardaba tanto en dormirme. Pasaban las horas y yo daba vueltas y vueltas entre las sábanas, tratando de recurrir a los diversos trucos que se suelen emplear en estos casos (salvo el de tomar pastillas y similares, porque lo tengo claro: prefiero conciliar el sueño a palo seco): pensar en algo aburrido, dejar la mente en blanco, concentrar la vista en la oscuridad, contar ovejas, ponerme boca arriba si estaba boca abajo y viceversa, entre otros inútiles remedios. Tenía una impresión de falta de acomodo, de extrañeza. Como si fuesen las siete de la tarde y me hubiera ido a la cama y estuviera totalmente despabilado. Entonces reparé en que la hora se había adelantado en la víspera. Así, cuando yo me preparaba para irme a la cama a las doce y media, en realidad eran las once y media y a esa hora es imposible que yo tenga sueño. Bostezo más a las seis de la tarde que a las doce de la noche: será por la costumbre de tantos años de noctambulismo.
No sé cuánto tardé en dormirme. Horas, supongo. Cuando sonó el despertador a las ocho de la mañana noté el cuerpo molido. Las ojeras habían duplicado su tamaño y acentuado su negrura. Los párpados pesaban una tonelada. En las comisuras se habían formado las clásicas legañas con consistencia de cemento que nos salen cuando dormimos mal y poco. La cabeza empezaba a doler. Desde entonces, me ha costado adaptarme al cambio de ritmo. Desde entonces, todo ha ido mal. Me acuesto más tarde de lo que debería (a la una, o una y pico) porque no tengo sueño. Me despierto agotado. Bajo el titular que citaba al principio se cuenta que los trastornos que lleva aparejados el adelanto de la hora y que afectan a algunos españoles son los siguientes: cansancio, alteraciones del sueño, mayor dificultad para levantarse por las mañanas. Poco a poco nos iremos adaptando. Al menos aprovechamos una hora más de luz. Más luz equivale a un estado de ánimo más jubiloso y optimista.
| Escrito a las 1:06 | 0 comentarios |Ir arriba

8 de abril de 2008

Apología

Volvi a mi barrio esta mañana para pillar 20 euros. Seguía como siempre: limpio, pulcro, escondiendo la miseria tras los muros de hormigón. La pintura no tapaba totalmente la pintada de "Mas gordas en mi barrio no" que llevo a aquel chaval a la carcel. Recuerdo a su abuelo tirado en el suelo con un cartón de vino mientras gritaba libertad, anarquía y cerveza fría. también se lo llevaron. Fueron tiempos duros en los que limpiaron la calle de escoria como yo. Fueron tiempos duros en los que nos refugiamos en el rock.

Esta mañana volví y vi a una novia que tuve. Nunca supe que fue lo que pasó entre ella, yo y aquel chico del sexto. Sólo recuerdo que le solté unas buenas ostias a él. Luego me las devolvió su hermano. Pero en aquellos tiempos, lo importante era pegarse, el resultado daba igual. Vi a aquella chica y seguí sin entender que ocurrió, pero me dió igual, yo venía a por mis 20 euros.

Cuando volvía a casa, mientras paraba en un estanco, pensaba en la mierda de vida que llevaba. Ya no había peleas, ni alcohol en las calles, ni sexo en los portales. Al menos siempre nos quedará el barrio para pillar.
| Escrito a las 23:13 | 0 comentarios |Ir arriba

1 de abril de 2008

Given Up

Para olvidar una derrota no hay nada mejor que una victoria. Para borrar el pasado hay que hacer cambios. Y para intentar pasar una página, hay que empezar a escribir la siguiente y atraer al lector de tu vida. No se el tiempo que durará esta página, como nunca supe lo que duraban las demás. No se si acabará impoluta, manchada de rojo o quemada por el tiempo, pero es lo que toca. Y como sólo yo soy el dueño de esta hoja (hasta que alguien diga lo contrario) pues voy a empezarla como a mi me de la gana.

| Escrito a las 1:05 | 0 comentarios |Ir arriba

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