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Surreal life

31 de marzo de 2010

Semana Santa

La edad hace ver las cosas de forma distinta. La Semana Santa cambia cada año, para mejor, para peor o en otra dirección, pero cambia. Cambia mi mirada, mi sentir, mis fuerzas o mis preferencias. Veo a mis padres, a mis abuelos, incluso a mis amigos irse alejando. Viven otra semana santa, sus cuerpos ya no están hechos para ver misereres a las dos de la mañana o para aguantar 4 horas de pie. Dejan paso a las nuevas generaciones que vienen con menos mundo y más ganas de comérselo.

El tiempo pasa y yo, a veces, pienso que también me alejo un poco de la semana santa. Que ya me cuesta más pasarme 16 horas en la calle sin pisar mi casa. Que me pierdo algunas cosas para poder hacer otras, que nos hacemos mayores al fin y al cabo. Tengo miedo a pasar a ser un semanasantero de televisión. Que el frio, la lluvia o la espera pueda conmigo.

Tonto de mi, nada de eso pasaba. Sólo creía que lo aborrecía porque no podía echarlo de menos. Os recomiendo vivir un año el traslado a 7000 kilómetros de distancia. Intentar tararear alguna marcha, tener la imagen mental de "El Mozo" subiendo Pizarro, de la gente a sus pies ayudándole a llegar al calvario, al reencuentro con su madre, a la catedral que le acogerá. A 7000 kilómetros la banda de cornetas toca mucho más fuerte, tan fuerte que no se oyen las olas del mar.

Cuando vivais un Lunes Santo de infarto. De lluvia y parar. Lluvia y más lluvia. Lluvia y sol. Lluvia y viento. Lluvia y a casa. Cuando vivais esos nervios, conversaciones entre "hermanos", miradas repetitivas por la ventana y a las predicciones metereológicas, cuando veais que os vencen, que os hunden, que el cielo no da una tregua, en ese momento mirad los ojos de un niño de cuatro años que sale por primera vez. Mirad su sonrisa, mirad sus nervios que se sienten. Ese día, este Lunes Santo, volví a darme cuenta de que nunca me distanciaré de mi Semana Santa.
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19 de marzo de 2010

Cipreses aún mas negros

Que no paren nunca el mundo porque sino seguro que me bajo. Que seguro que es muy divertido verlo girar y correr a una velocidad increible mientras tu te fumas un cigarrito sentado en la nada. Pero no quiero que lo paren porque luego me da pereza subirme, porque siempre me dio pereza levantarme y me quede tumbado en el cesped a la espera de tu abrazo, o de tus brazos o de que la hierba creciera hasta que me dejara ver el bosque. Aunque sin un ciprés para sentarse a la sombra casi es mejor que a esto no lo llamen mundo, que yo me voy a escribir con don Miguel que se ha llevado su árbol, y empieza a hacer calor, y el árbol da sombra, porque lleva muchos años dando sombra, aunque ultimamente casi todo el mundo se pone al sol porque no conocen que las murallas de esta ciudad no les protegen sino que les encierran.
| Escrito a las 23:03 | 0 comentarios |Ir arriba

17 de marzo de 2010

No éramos 300

No éramos 300 y ellos eran un ejército de millones de fantasmas que son los más dificiles de dispersar con metralla. No éramos 300 y posiblemente sólo fuéramos uno dando vueltas alrededor de sombras que se mueven y te desconciertan. Y entonces fue cuando me superaron en número y en fuerzas y yo tenía pensada una estrategia. Lo aprendí hace mucho, tienes que saber cómo escapar para luego poder atacar. Yo tenía un plan A, un plan B y supongo que un absurdo plan C. Yo tenía varias vías de escape por las que huir y decir hemos perdido pero seguimos vivos. Es facil, ¿sabes? sólo tienes que pelear y luego salir por esa maldita puerta, disparando al aire hasta que veas que tienes las suelas de los zapatos gastadas. Yo dije, no son tantos un millón de fantasmas a los que batir si al menos somos 300. Pero no éramos 300 y ni siquiera éramos dos. Dos es un número que te da más del doble de coraje, valor y sangre homicida. Éramos uno y un millón son demasiados incluso para nosotros. Y cuando fracasaron el plan A, B y C, simplemente porque pasé de utilizarlos y me lancé a un combate a campo abierto, estaba perdido. Mira, yo contra un millón de fantasmas que se sabían más fuertes. Yo me lo creía. Y a mi me dijeron si crees, puedes. Y dije: que le den por culo a todos los planes del mundo que yo cojo ahora un cuchillo y me arrastro por el barro. Y ese es el mayor error que se puede cometer: ensuciar el traje para la foto, porque cuando se para la batalla para tomar un pincho a media mañana no quedas como el campeón de Hollywood. Las batallas de verdad se ganan estando limpio.

Sin planes para escapar me di cuenta de que estaba perdido cuando pensé que no éramos 300 y que ellos seguían siendo un millón. Y entonces toqué a arrebato y no vino nadie porque no había contra quien luchar. Y la gente miraba a un loco que daba golpes certeros al aire y se giraba contra si mismo, contra un enemigo que no estaba ni se le esperaba. Y cuando caímos al suelo, nosotros, que éramos uno. Cuando tocamos el suelo ya era tarde para todo. Y el enemigo, fantasma o no, había vencido, y ya no quedaba nadie. Todos se habían ido. Y todos los castillos en el aire se habían destruido al volver a casa. Y ya no éramos bien recibidos en ninguna de las casas, porque ya no éramos 300, dudo incluso que fuéramos uno, dudo que quedara algo de nosotros, no creo que pasemos a la historia, sólo es la historia de una derrota más.
| Escrito a las 14:27 | 0 comentarios |Ir arriba

16 de marzo de 2010

La cuadratura del círculo

Teníamos un círculo y nuestra única obsesión era cuadrarlo. Cuadrar el círculo es la obsesión. Y nosotros tenemos una linea recta (andante, semiparalela) que toca de un lado al otro el círculo y que a veces se convierte en un triángulo que parpadea. Parpadea porque no es un triángulo pero es una forma de tres puntas, rara, que es más dificil de descifrar que la cuadratura del círculo y por eso y porque somos hombres de ciencias nos hemos empeñado. Tú dices que según las necesidades del cuerpo humano es lógico y normal que el influjo del alcohol y la escasez de coeficiente de rozamiento en nuestras vidas haga que un simple Martes Santo pueda ser la solución básica para encontrar el cuarto punto que de lugar a un cuadrado que entre dentro de un círculo de perversión, malicia, desenfreno y otras características ajenas a nosotros que estamos dentro del cuadrado. Yo, más humilde soy, y creo que en la fauna animal de loros que se posan en hombros encontraremos un cuarto punto, que aunque no es demsiado homogeneo, puede ser la solución básica. Y ella pone a prueba los dos puntos en una prueba de facultades sin facultad y demuestra empiricamente que ninguno de los dos puntos está dentro de la linea que forma nuestras vidas, así que deshecha la idea y desmonta todas nuestras teorías como se puede tirar un café al suelo un día cualquiera. Así que volvemos al punto de partida en el que cuadrar el círculo es la obsesión, pero a mi, a veces, si me gusta este color.
| Escrito a las 23:24 | 2 comentarios |Ir arriba

7 de marzo de 2010

El hombre que mató a Liberty Valance

Pum. Y aquí todos estamos mirando al muerto, al humo de la pistola y nadie mira a quien ha apretado el gatillo.

Y el muerto no es Liberty Valance, amigo. ¿Pero quien tuvo cojones a dispararle? Lo único que hizo Liberty fue luchar con sus cartas marcadas a fuego y darse cuenta demasiado tarde de que en el fondo también él quería estar del lado de la ley.

Esta es otra historia de piratas que navegan por mares de arena entre litros de whisky refinado con varias porciones de queroseno y agua. Es otra historia de gente que recoge un papel a la entrada del decorado y luego nunca lo quiere. Lo esconden, lo guardan bajo siete llaves en la caja fuerte del burdel. Es otra histyoria de silencio, viento silbando y calor. De ventanas que se cierran solas y miradas que no se ven. De mucho silencio, de esperar siempre, de forma interminable, hasta que de nuevo aparezca Liberty con su mueca interminable de oreja a oreja, con un cigarro mal liado y mal quemado.

Pero entonces, ¿quien es el hombre que yace en el suelo? No te importa, asi que no preguntes. No nos gusta la gente que hace preguntas porque implica que se unen nuevos actores a esta farsa y tu no sabes la cantidad de ellos que hay. ¿Sabes dónde está la puerta? Si no quieres hablar con ésta, sería un detalle que te fueras por allí.

Pero hoy debe de haber rodaje porque hay voces y un muerto en el suelo y ha desaparecido Liberty Valance y no queda ron en el saloon y las putas están en huelga. Y hoy sólo nos queda gritarle a Zapata con tequila en la mano y llorarle al muerto, que dicen que está muy vivo.
| Escrito a las 0:37 | 0 comentarios |Ir arriba

5 de marzo de 2010

Bayadoliz Style of Life 3.0

Era su casa o su vida, era al menos el lugar en el que le apetecía estar desde hacía mucho tiempo. Quería cerrar las ventanas, tapiarlas con maderos viejos para defenderse del revólver de algún indio perdido. Quería aparecer y desaparecer y no volver nunca más a beber. Quería hacer tantas cosas desde que era un niño y sólo se veía capaz de conseguir una. Había gastado su vida luchando contra enemigos invisibles y ahora sólo le quedaba un título con el que poder escribir.

Decían que era el lider, no paraba de encontrarse con gente que le decía lo bueno que era y todo lo que había conseguido. Había, cierto, pasado. Eso le retorcía la cabeza y varios órganos necesarios para sobrevivir. Seguían diciendo que era el lider y tenía que tirar del carro, y ese carro cada día pesaba más y sus piernas cada vez podían menos.

Si, es un gigante, no podreis tumbarlo, he visto tantos gigantes caer del mismo lado, todos los gigantes caen, es la URSS, amigos, hoy murió Stalin. Si, creen que pueden tirar el muro, pero eso es imposible, mira, ha caído y siguen dando coletazos, siguen vivos. Viven. Eso dicen: viven.

¿Dónde está el lider? Dime dónde está y cuentame el porqué, dime por que no esta hoy aquí, es viernes y hoy toca reunión. Porque ya no viene por aquí, ¿que le habéis hecho malditos? Están todos, les esperan, si , dicen que son sus seguidores, que lo aprendieron todo de él, que es su maestro.

Y entonces entró. La puerta se abrió de par en par, la mirada altiva, la cara arriba, las manos temblorosas y no por un exceso de alcohol. Dame una cerveza. Dame una alhambra. Ohh, ojalá pudieras darme una Sagres. No, ya lo se, no siempre se llega a la meta.

Entró y se sentó en la misma mesa, en el mismo sitio, con la misma pose, la misma media sonrisa de miedo, incertidumbre, de no saber muy bien hacia dónde iba. ¿Dónde vamos? Si tú lo sabes dímelo ya. Estaban todos, siempre están todos, nunca fallan. Eso lo podía tener muy seguro, siempre habría un carro para tirar de él.

Y si, recuerda, los mismos nervios, los mismos zapatos que el día de la comunión y la misma escena de Western para el que pasaba por allí y no sabía de que iba nada. Y amigo, eso es lo mejor de la vida al más puro estilo bayadoliz, porque los hijos de puta que se reúnen allí saben montar la misma escena cada fin de semana y acabar siempre leyendo la obra maestra de David González aunque tenga que cambiar el protagonista. Y el chico que va a llegar lejos y el de los ojos azules y el aprendiz y todos, absolutamente todos, estan allí con el mismo cosquilleo ante un nuevo tiroteo.

Que vienen los indios, joder, que vienen ya. Agarraos los putos cojones ahora que luego habrá que tener el dedo en el gatillo. Y él, yo o quien fuera. Porque nunca supe si era yo o el personaje me había suplantado, ya no tenía ganas de disparar al aire porque es lo que llevaba haciendo cuatro meses. Dispararle a un enemigo invisible que se escondía fuera del mundo real.

Y ponme otra cerveza más, que esta noche voy a tirar del carro. Aunque nos lleve la puta muerte por delante pero vamos a morir como sólo nosotros sabemos. Y mañana dirán que yo no era un hombre valiente, ni siquiera estaba en mi mejor momento, pero en el fondo tuvo los cojones de salir al campo de batalla a defender a los suyos.
| Escrito a las 23:20 | 1 comentarios |Ir arriba

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