Estimado pueblo de Zamora, dormido, tranquilo, apesadumbrado y taciturno. Gris al fin y al cabo. Pueblo de obreros valientes pero obedientes, de gentes con sueños lapidados. Zamoranos, zamoranas, gentes del Duero, de la lusitania vaccea, del extinto Reino de León, de la ciudad que no se ganó en una hora, de la muralla que no protege sino que corta las alas, de la ciudad del románico, de la ciudad tranquila del romancero, la bien cercada, la de Vellido Dolfos, ciudad de Victor Gallego, Doña Urraca, Viriato, Claudio Moyano, Santiago Alba Bonifaz, Diego de Losada, Arias Gonzalo, Diego de Deza, Pablo Morillo, Claudio Rodrigez, Ramón Abrantes, Ramón Álvarez, Dehly Tejero o Baltasar Lobo, ciudad, sí, ciudad.
Estimados zamoranos, silenciosos, callados, trabajadores, puede que tristes, grises, como vuestra ciudad. Estimados zamoranos, guerreros de Viriato, uníos, esta vez, sólo esta vez, unid vuestras manos, unid vuestras almas, vuestros corazones. Unid vuestras cabezas y vuestras fuerzas. pensad a la vez, pensad para bien. Estimado pueblo de zamora, hermanos de sangre, hermanos de corazón. Luchad por Zamora, luchad por Viriato, luchad por el Duero. Luchad porque nos devuelvan lo nuestro, luchad porque vuestros hijos tengan progreso.
Hoy, 30 de mayo, y aunque pase inadvertido para la mayoría de la gente, se cumplen 20 años de la que posiblemente sea la fecha más importante en la historia reciente de Zamora: La toma del cuartel. Hoy se cumplen 20 años del día, que toda la ciudad se puse de acuerdo para luchar por su ciudad. A las armas, camaradas.
- Estas distinto, más viejo. Como si hubieran pasado años en vez de semanas, ¿entiendes?
- Es el poder, corrompe y envejece. No lo sabía hasta que me miré al espejo, me vi, bueno vi esto que tú ves, que no soy yo, o no creo ser yo.
- Tenía miedo de perderte, no me importaba que me odiaras, pero si que te fueras, que desaparecieras... y ahora, no eres tú, has desaparecido, ni siquiera tienes esa mueca tan graciosa de jugador de poker, de niño travieso. ¿Quien eres?
- No lo se, ¿acaso crees que me gusta esta situación? Ni siquiera sé dónde estoy, dónde estamos, quienes estamos. No se nada.
- ¿Crees que ser la víctima te da carta blanca para saltarte las normas?
- ¿Qué normas? ¿Quedan normas? Yo creo que sólo queda tiempo y pasado. Queda un silencio eterno.
- Quedan muchas cosas, no me jodas. Nunca te he visto tirar la toalla. Bueno, nunca te vi, ahora no sé, no eres tú.
- Ni tú eres tú. Somos dos desconocidos jugando a ser conocidos. Jugando a no jugar. ¿Te digo una cosa? Es divertido, casi siempre. Es divertido hasta que recogemos el tablero y volvemos a la realidad dónde ya no hay normas.
- ¿Y si no abandonamos la partida? No entiendo porqué te ríes, porqué sonríes, porqué no tienes miedo.
- Porque estoy muerto. Al menos metafóricamente. Cuando en la pantalla pone Game Over se puede volver a reiniciar, pero pierdes el miedo a lo conocido. Pierdes el miedo a las normas, el miedo a todo lo que no es importante. Y, creeme, ésto ya no es importante. - Si ya no es importante es que nunca lo fue.
- Lo fue y lo sabes, ahora no intentes borrar el pasado, no eres el primero que lo intenta, otros lo han hecho y han fracasado. Yo también he fracasado pero al menos sé que errores he cometido, aunque prometo no aprender de ellos.
- Sigues siendo tan humilde como siempre.
- Y tu sigues mintiendo igual de mal. Siempre quedará algo dentro de nosotros. Porque todo existió.
- Y si volviéramos atrás, ¿lo cambiarias todo?
- No cambiaría nada, lo que ha pasado, ha pasado. No se puede cambiar, no se puede olvidar, no se puede ocultar. Todo se sabe.
- Si lo sabes todo, ¿por qué finges que no lo sabes?
- ¿Yo finjo? Yo no escondo nada, sólo me limito a no meterme en ningún jardín. A no meterme en problemas.
- Entonces es que has cambiado, la persona que yo conocía se metía siempre en más problemas de los que debería. Es lo que me gustaba de él.
- No te gustaba nada de él. Ni a ti ni a nadie. Por eso he cambiado de nombre, de aspecto, de principios y de finales.
- ¿Y que queda de ti?
- Dolor, rabia, locura y tristeza. ¿De verdad quieres volver a verlo?
- ¿De verdad crees que te creo?
- Me da igual, ya no me importa eso.
- Tú también mientes fatal.
- La gente no me toma en serio, y eso me gusta. Muchos menos problemas para mi, muchos menos problemas para todos.
- Dime de verdad que ya nada es igual.
- Nada es igual.
- Dímelo de verdad.
- Nada es igual.
- Dïmelo a la cara.
- Nada es igual.
- DÍMELO MIENTRAS ME MIRAS A LOS OJOS.
- Nada es igual.
- ¿Me odias?
- Te quiero.
- No te entiendo
- Ni yo a ti, por eso estamos atrapados.
- ¿Dónde?
- No lo se. No se dónde estamos, por qué estamos, ni quienes estamos. No se nada. No quiero saber nada. En la ignorancia está la felicidad. Yo fui feliz 24 horas. Me acuerdo. Luego todo fue negro. Y me miré al espejo y no era yo.
- Me haces llorar
- También te hago reír.
- Cada vez menos.
- Es lógico. Todo cambia, todos cambian, nada es eterno, menos los silencios.
- Incluso los silencios se acaban.
- Habrá un día que no. Y no está tan lejos. No me queda nada a lo que agarrarme. ¿Por qué debería intentar romper un silencio?
- Porque sabes lo que es un silencio.
- Un silencio es una pompa de jabón que se esconde en otro mundo y no explota por vergüenza.
- Entonces tú eres una pompa de jabón.
- Yo no me he callado por vergüenza, sino por miedo.
- Si tienes miedo, dime adios y nunca habrás existido.
- Adios.
Y se fue, y no ha vuelto. Y no se sabe si el silencio será eterno o la pompa de jabón explotará en su cara, devolviéndole esa sonrisa de niña disfrazada en carnaval.
Esto es la ponti. Esto es una institución que defiende unos valores que no tiene. Un edificio tan gris que te va quitando la vida sin que te des cuenta. Al salir, síndrome de Estocolmo. Hoy se acaban cinco años de clases de preparación para el mundo laboral. Hoy es vivir juntos, morir solos. Se acabaron las clases, los abrazos, las risas y las prisas. Se pone un punto final de un texto tan extenso que es dificil mirar el inicio. Estudiante es una palabra que me ha acompañado demasiado tiempo. De todas formas dicen que nunca es demasiado. La facultad es un lugar que corta alas y pone medallas. Tiene mérito sacar algo adelante si no eres de su cuerda, siempre al otro lado, siempre contracorriente. La facultad es una de las mayores mentiras que tantas veces repetida parece convertirse en verdad. La facultad es la ESO de los periodistas. Sin embargo, la echaré de menos, porque echaré de menos a la gente. Echaré de menos a quienes se han resignado ya y a quienes siguen peleando pero se ven impotentes ante la máquina gigante que es la facultad. Echaré de menos a quienes no tienen nombre ni email pero han sido tanto o más importantes. Volveré algún día, primero a hacer exámenes y luego a dar una conferencia. Lo se, lo siento, y seré uno más en este mecanismo que hace que crezca la gran mentira. Pero yo también me he resignado. Más daño harán otros que tan sólo se labran un mejor futuro de chupatintas.
Hoy es el punto final para todos. Es un adios casi seguro, es perder el contacto de forma progresiva, es hacer borrón y cuenta nueva, es simplemente dar el salto. Es llenar un poquito más de orgullo a Juli, a Manoli, a Manuel, a Ventura, a Paco, a Pablo, a Matilla, a Basilio, a Arturo, a Vicente, a Moreno, a Asun, a Manolo y a todos esos (que me olvido a muchos y seguro que a alguno importante) que algún día pusieron una muesca más en mi revólver. Es esa sensación de alegría y tristeza que tiene el ciclista al llegar a la meta y perder. Es el haber llegado porque Imposible is nothing. Es abandonar el equipo y volver a empezar de cero, en otro lugar, con otros compañeros y con nada a tu espalda. Ya no te avala nada. Pero acaso ¿no habíamos venido para esto? Y ahora sólo puedo decir que el Tourmalet no es tan fiero como lo pintan, amigos. ¿Ascendemos una última vez?
I Es mejor vivir que escribir. Me lo dijo alguien que no recuerdo un día. En verdad si me acuerdo, fue Clifor. Se me quedó grabada a fuego la frase. A veces me viene a la mente. Se me clava entre ceja y ceja. Decidí dejar de escribir un tiempo. Liberarme del blog que no es una carga, es un alivio y la vez una carga. Quería ver que se sentía. Se siente lo mismo. Me paso el día pensando que debería escribir sobre las cosas que pasan. Lo llevo en la sangre.
II Es curioso como es mi única válvula de escape fuera del deporte, porque el resto del tiempo siempre pienso en lo mismo. Por eso no escribo desde que el Zamarat se dejó las opciones de su cuarto play-off seguido. Se acaba un ciclo que no quiero que acabe. Ahora me daré cuenta de lo que es echar de menos a Carla Agulló, Danae Morenas y Aitana Cuevas. Al menos me quedarán las niñas. Al menos estarán por Zamora.
III Me he dado cuenta de que sigo siendo rojiblanco. Me dolió dejar la mejor liga del mundo. Creo que no lloré porque estaba cansado. Pero se que tengo pánico a este domingo en el que se reencuentran dos hermanos. Si se baja será el golpe más duro en años. Es curioso, la gente me sigue diciendo que sólo es deporte. No saben de esto.
IV Se acabó el año que vivimos con honor. Fue bonito mientras duró. Y algún día volverá a serlo. Hicimos historia. Ahora vamos a reescribirla. Vamos a ser humildes y a volver desde abajo. Vamos a seguir siendo ese equipo especial, que no tiene casi nadie en España.
V Me gustaría ser un contador de historias anónimas. Me gustaría ser hombro y manos. Todo el mundo sufre y ya lo dijo R.E.M. hace muchísimo. En el aire corren historias tristes de gente que pide auxilio. Todos tienen algo que les preocupa. La primavera no altera. Son los exámenes. Esto cada día está peor. Me gustaría multiplicarme y no llego a ningún sitio. Necesito sólo una cosa para poder ser el capitán del equipo de nuevo.
VI Vuelvo a creer tras cambiar de principios. Si no te gustan estos, tengo otros. Ya sabes. Alomejor me he equivocado. No, seguro que lo he hecho. Y ahora me gustaría que alguien me respondiera porque sigo en el pasado y no miro al futuro. Espero que en unos días todo cambie.
VII Todo esto lo hago porque he hecho un standby mínimo en el que no voy a hablar de nada de lo que ha pasado. Porque basta ya de pensar en el pasado. Aunquehay algo que si quiero decir, porque aunque ajeno, uno tiene sentimientos. Gracias por todo JJuan antoniOO