Léase mientras se escucha el tema de Benito Kamelas
Una historia que habla de tiempos vividos donde todo se engloba bajo el mismo signo la amistad
Supongo que esta historia tiene mucho futuro. Lo supongo y lo se, aunque desconozco como será este. No se si nos deparará veranos cortos e inviernos largos o podremos disfrutar de pequeñas fechas que salpiquen nuestro calendario. Lo que si se es que pasado y presente tienen un punto común, un nexo. En verdad toda historia tiene varios nexos pero todos acaban apuntando al mismo sitio a poco más de 20 kilómetros de Zamora. Allí nos conocimos, allí nos peleamos, allí crecimos siendo niños y allí seguimos encontrándonos de vez en cuando, menos veces de las que nos gustarían, para mirar atrás y ver como cambiamos pero nos mantenemos siempre los mismos, foto tras foto.
y eran lunas para disfrutar sin pensar mañana que vendrá sin preocuparnos que un dia la magia se iba a acabar
Concretamente eran dos Lunas que se quedaban durante una luna con su ciclo completo y luego emigraban en una madrugada demasiado temprana incluso en aquellos años. Era vivir a todo trapo entre balones, bicicletas y carreras de niños que no tienen más preocupación que la de llegar extasiados a una cama que espera demasiado pronto. Quien nos lo iba a decir, ahora lo echamos de menos o los echamos de menos a esos Lunas de antaño y a esos Mezquitas, Fidalgos... Estan los de ahora, estamos los de ahora, pero siempre nos quedará algo de añoranza de aquellos. Porque un poco de magia se ha acabado.
Y pasa el el tiempo y ves que aquellos amigos que eran todo lo que te hacia falta para atar el camino Ante todo siempre la amistad la familia podia esperar hasta que un dia la vida me deje mas solo que na!
Y nuestra historia, aunque nosotros la recordemos siempre y la guardemos como oro en paño, es la historia de siempre, la que nuestros padres cuentan entre cervezas en los bares o entre lágrimas en los álbumes de fotos. Es la historia del abandono progresivo, por motivos que la vida nos pone en el camino. Es el buscar 15 días para vernos, para recordar anécdotas. Es abandonar la bicicleta, el balón y la sonrisa de niños pequeños por otra cosa distinta, no se si mejor o peor, pero que nos sigue gustando.
He rebobinao mi vida buscando tu olor he leido las cartas que habia en el cajón como ha cambiado la vida y no les falta razon Donde se fueron las cosas que soliamos hacer aun no es muy tarde pa coger el tren se que mereces la pena que no te quiero perder
Y aunque pasen los años, cambien nuestros entornos, dejemos los estudios por mecánicos trabajos siempre habrá algo que una, auqnue sólo sean unos recuerdos que nos hagan reír entre cervezas. O aquella canción que nos hizo vociferar durante horas en pueblos a más de 60 kilómetros del nuestro. Y cada verano me recuerdo que aún no es muy tarde para volver a coger la bicicleta, el balón, jugar al rescate, sentarnos en la Iglesia, subir andando La Mayada, hacer parrilladas o sentarnos a ver pasar la tarde en la terraza. Nunca será tarde mientras sigamos estando siempre los mismos. Se que mereceis la pena, asi que no os quiero perder.
Jaio, amigo, compañero. No se si es el tiempo que pasa muy deprisa o que un médico tiene unas obligaciones que atender que para un periodista son difíciles de entender. Sea lo que sea, la Salamanca oculta, masónica, cultural, escondida, aburrida o desheredada que nos une los lunes y algún que otro día sin ínteres etílico alguno (aunque finalmente acabemos cayendo en sus brazos por refrescar la garganta y la cabeza para la ocasión)cada vez es menos oculta, cultural, escondida, aburrida y desheredada. O lo que es lo mismo, que no se si por tu atractivo, tu inteligencia, tu verborrea o por x razones que no conozco tu club de fans nocturnos (al menos los lunes) crece como la espuma de la cerveza que me estoy tomando. Y la fama, digan lo que digan, se paga con menos tiempo a repartir, porque es matemático aunque sea de letras. Y alomejor por eso, o por el miedo que le tienes (o le tiene quien te paga la carrera) al estilo de vida James Dean que se lleva en Maldonado Ocampo, mi reproductor de mp3 ilegal conocido como winamp no aumenta desde hace mucho tiempo, e incluso se vacía de esas canciones pegadizas que de tan dulces, empalagan. Y no te lo digo como una crítica, que si quisiera criticarte tendría otras muchas razones (aunque no tantas como tú a mi), sino porque me he buscado las castañas yo sólo y he encontrado algo interesante que sabrás tras la parte III.
Parte II
Ya no me acuerdo si algunos grupos los conocía de antes y tú me hiciste escucharlos o simplemente me los descubirste una noche de fiesta en algun antro en el que sonaron por casualidad. La cuestión es que mi conocimiento musical empieza con Agila y se acaba con Vinagre y Rosas. Y entre esos 14 años hay algún puñado de buenos discos, hay alguna canción suelta que merece ser escuchada y hay mucha música que no recordarán mis hijos. Y alomejor porque la formación musical de mis padres no pasa de los 40 principales y lo que existiera antes en las radios locales y la televisión en blanco y negro, y porque internet, ese mundo inalcanzable, llegó demasiado tarde a mi humilde hogar; has sido mi spotify particular durante al menos las últimas 100 borracheras. Y por eso me veo en la obligación de devolverte, muy de vez en cuando, con algún descubrimiento que, dios me libre, no es mio, un poco del universo musical que me das.
Parte III
Te entiendo, a mi también me pasaba. La veía correr y correr. Volar. Llegar tan alto como nadie ha llegado. La veía invencible. Ella sola contra el mundo. Soñaba con ella. Tú también soñabas con ella. Ambos soñábamos con ella. Lo voy a decir muy claro. Me ponía Isinbayeva. Me ponía, si, pasado. Y no es que ahora no esté tan guapa, tan atlética y que ya no recoja premios vestida de princesa. Lo hace, lo hará. Pero en mi perturbada cabeza ha dejado hueco a otra mujer que no salta, no corre, no vuela. Sólo canta. Canta y me pone. Y es que eso no pasaba desde que la sociedad española se despertaba por las mañanas de los domingos para poder ver a las mamachicho en acción. Pero es que ésta además sabe cantar. Jaio, te presento a Vanexxa. Vanexxa, deja a Jaio y vente conmigo.
El mp3 escupe canciones sin miramientos. No se preocupa de tu estado de salud mental o emocional. Ese será un invento del siglo XXII para neohumanos descritos por Houellebecq. Las piernas cada vez están algo más cansadas y el frio vaho del casco antiguo puede traspasar huesos y pantalones vaqueros. No te olvides nunca que tú puedes ser el siguiente en caer de rodillas frente al féretro de un amigo, es ley de vida.
bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven volver.
La misma historia con diferentes tintes de cada viernes. De cada semana que se hace eterna fuera de casa y que a la vez vuela como la pólvora. Olor a rueda quemada y gasoil que te invita a dejar un día más la ciudad. Luces que a lo lejos se van empequeñeciendo, como lo hace la ciudad, como lo hacen sus políticos que viven de las rentas, como lo hace tu vida allí que termina, como si el autobus se fuera alejando sin remedio un viernes más.
Solo es un esfuerzo relativo. Yo no pido casi nada
Respirar de vez en cuando y ver que en esos segundos sólo has cogido aire y nada ha cambiado a tu alrededor. Sentir por una vez que existe la calma, que si cierro los ojos no vas ni a aparecer ni a desaparecer. Porque este sitio esta lleno de miedos y lágrimas, sobre todo de miedos. Miedo a que cuando giremos la cabeza ya no haya hacia dónde mirar, ni siquiera haya un amanecer en naranja y negro que dilate las pupilas y deje un nanosegundo de ceguera para olvidar.
Dime que es mentira todo. Un sueño tonto y no mas
¿Y si ya no importa nada más que la simple supervivencia?, ¿Y si hay veces que el suelo es tan cómodo que ya no quieres levantar?, ¿Y si me da miedo que no se oiga mi voz? Creo en los fantasmas que se acercan cada noche a mi corazón y le hacen escupir letras de desamor. Creo en los juguetes rotos que me amargan los despertares en portadas de periódico. Creo que algún día acabaré como ellos. Al menos habré volado alto, tan alto que no me hagas daño.
estas ganas de nada, menos de ti
Porque si me enciendo, me quemo. Si me quemo tú te acercas a las brasas y juegas con ellas como juega un niño con su primer juguete: con amor, con deseo, con deseo incontrolable y la vez con desdén porque ya vendrá otro juguete. Que ya no me hace falta pincharme alcohol en las venas del brazo porque para decir "con Dios" a los dos nos faltan cojones y nos sobran motivos. Porque he dejado el vaso guardado con los cromos en un cajón y he esperado a que el viento me despeine las ideas.
Es una historia que se escribe en las postales con la necesidad de madrugar los lunes
Y es que, es cierto, la suerte es una ramera de primera calidad.
¡Vaya! Yo creía que las grandes vueltas tenían sólo 21 etapas y por eso luché en la última por hacerme con el liderato. De verdad que me agarré al manillar y dí un último golpe de riñón. Que acabé la etapa muerto, fundido con el asfalto que te hunde o te glorifica. Que yo nos abía que habías más etapas hasta que llegue al hotel y alguien me dijo, eh chaval, mañana toca alta montaña. Y yo, que me agarro a lo que sea me prometí volver a morir subiendo el tourmalet.
Te lo digo, no me asustan esas rampas ni tampoco que vuelva Armstrong o Contador. No me da miedo caerme camino de Mont Ventoux y tener que remontar en las primeras curvas de la montaña de los vientos. No me importa porque tengo un equipo trás de mí que en el hotel me arropó con una bebida isótonica y me dijo este Tour lo ganamos. Y, la verdad, así es dificil no intentarlo. Así que me he levantado esta mañana y pasado el control de firmas. Le he puesto buena cara al juez y a los rivales. Me he limpiado las zapatillas y abrochado el maillot. Si, lo sé. Sólo estamos en la salida neutralizada y ya estoy hablándole a la tele de la victoria. Les estoy diciendo dónde voy a atacar y quien se va a quedar. Tengo que hacer un poco de teatro como Voeckler, como Chava, como Pantani. me gusta el espectáculo. Olano habría perdido la vuelta conmigo. Yo puedo batir en Tourmalet al mismísimo Indurain si me ponen después Alp D'Huez. Que hoy voy que me quemo y proometo que esta noche no me he dopado casi.
Cuando llega la etapa 22 piensas en lo largas que han sido estas tres semanas y en lo imbecil que es luchar por el maillot de puntos rojos en la primera semana. Pero yo luché por todos porquue era el niño mimado del equipo. Me iba y venía como quería y todo eran atenciones la primera semana. Eres el lider. Todos te guían. Confian en tí. Vas a ganar. Vas a ganar. Te he dicho que vas a ganar. Y me lo dijeron hasta la jornada 18 en la que vieron como no podía más y me quedaba. me dijeron, chaval, ¿ves toda esa gente? Te animan, te apoyan. Lo están dando todo. Joder tío, tienes que lanzar la biciclleta. Tienes que pillar a mancebo y a Óscar Sevilla. Tienes que ganar a Jalabert y a Beloki. Tío, vas a ir a por Zulle, a por Zarrabeitia. No se te va a escapar Gotti ni Chiiapucci. Sólo puede contigo esa rampa del 22% y tu cabeza. Tío, vas a ganar en Anliuru. Allí sólo ganan los grandes.
Me siguieron animando y me dí cuenta de que tenía un equipo detrás. Me di cuenta de que tenía que seguir en la pelea. No me vencieron en los Lagos de Covadonga ni en el Mortirolo. No pudieron descolgarme en el empdrado de Flandes. No han podido conmigo ni en las etapas llanas de Zamora, Salamanca o Madrid. Chaval, que voy a dar mucha guerra. Y, ahora, en la etapa 22 me doy cuenta de que no voy a ganar el Tour. No, lo va a ganar mi equipo. Ellos me protegieron de los abanicos y me salvaron en la crono por equipos. Me empujaron en esos momentos de debilidad. Estaba Jaio, el gregario. Estaba él, que sabe que puede ganar el tour cuando le parezca. Pero mientras tanto piensa apoyar. No es peor que yo en la montaña, en la contrareloj o el llano. No es peor que yo en nada y sin embargo dice que le falta experiencia. Se deja llevar en los finales en alto cuando ha cumplido su cometido y quedar entre los 10 primeros es un gran mérito. Pero el dice que el verdadero premio es lanzarme en las rampas de la Madeleine y ver como se retuerce Jan. El dice muchas cosas pero cuando calla es más importante aún. Cuando call está sacando fuerzas de las puntas de los pies para recortar 10 segundos en un final de infarto. para que la hemorragia (que para algo es médico) de segundos no sea tan grande. El va a ganar el tour de los gregarios.
Está Mane que ha lelgado nuevo al equipo. Es el chavalín que demostró lo que valía en el Tour del porvenir. Que venía a foguearse y de pronto tuvo el día bueno y se coló entre los grandes. Y lleva varias etapas teniendo el día bueno.
Está la chica que me dice que voy a subir el primero en el Aspin. Y ella, que va a salvar el mundo, sube andando el puerto para que en mis ojos brille la esperanza y tenga esa última pedalada.
Está el chico que emigró a otro equipo. A un equipo madrileño. Rodrigo lo llamábamos cuando estaba aquí. Allí no se cómo le llaman. Valía para ser el jefe de este equipo pero vio que en Madrid podría crecer más y allí se va ganando día a día un hueco en el Caisse.
Está mi manager de Barcelona. Que me lo enseña todo antes de las carreras. Que me engaña cuando voy mal diciéndome que otros van peor. Eh, chaval, que seguro que eres tú el que gana. Y yo me lo creo y atacó. Y si, gano.
Estan otros cuantos en el equipo. cada uno aporta lo que puede, que es más de lo que debe. Aportan sudor y apoyos. Ese botellín a 10 kilómetros de meta o ese empujón en las rampas de La Pandera. Estan un montón de ellos. Pero, os digo, si hoy soy ciclista es porque, sobre todo, hubo quienes desde el primer día confiaron en que llegaría a serlo. Porque ellos me enseñaron a andar en bici.
Línea 9, Plaza de Castilla, anden 1, dirección Ventilla, Barrio del Pilar, Herrera Oria. Son más de las 12. Los metros se cuentan por últimos. Mierda de vida, mañana toca trabajar. Mañana es jueves, mañana es un puto simple día más, una mierda más de día. Toca currar, trabajar, estudiar... cada uno lo llama como quiere, la cuestión es que mañana es un puto día de mierda más. Mañana volveré a hacer lo mismo que hoy, probablemente, lo mismo que mañana. Así es mi vida, la monotonía me tiene por rehén.
Mierda de vida en multitud de aspectos. Mierda de vida y punto, pues paso de hablar de ellos. Mierda de vida porque es una mierda de vida. Mierda de vida porque solo cae mierda. Mierda de vida porque sales de la mierda para caer en un montón de más mierda.
Sólo la música que retumba en mis cascos me da a veces alegrías. Sólo... el ruido que a veces hago con mi batería, consigue distraerme, que no devolverme una bonita realidad. Mierda de vida que se mezcla con la mierda de realidad. O es a caso la mierda de realidad que se mezcla con la vida la que hace que la vida sea una mierda? En fin, como he visto en este tiempo, a quien le importa? A quien le importan estos textos? Probablemente, esto no lo lea nadie, pero a mi escribirlos me hacen reflexionar sobre la mierda que es esto. A la mierda todo, joder, que esta es mi estación. Mierda de vida, ya.
¿No crees? Imagíname. Yo, caminando por la calle Zamora o por cualquier calle de Zamora. Con el sol pegándome de frente, con la cabeza baja, no por el sol sino por la derrota. Es preciosa una ciudad cuando el sol sólo alumbra las esquinas más altas de las torres que la inmortalizan. Ese sol que no calienta, solo templa. Sol de invierno. ¿No crees que hace una tarde perfecta para llorar? Te diría incluso que es bucólico el escenario. Te diría tantas cosas en esta tarde. Te diría un montón de palabras vacías, de palabras huecas, de sonidos que se conjugan linealmente creando una sinfonía monótona. Palabras mojadas bajo un sol frío. ¿De verdad no piensas que hace una tarde preciosa para que alguien llore por tí?, ¿para que yo llore por tí? No, no lo piensas. No piensas. No ves el romanticismo en la tristeza. No querrías que esto pasara. Nadie querría, pero verdaderamente pienso que andar hacia atrás es tan sólo una forma de coger carrerilla, de impulsarse para saltar. Llorar cuando llega el otoño es aprender a sonreir en primavera. ¿No crees que en primavera hará una tarde preciosa para sonreír por ti?
El traje de poca marca, bien limpio, marcando estilo. El sombrero calado hasta los topes y algo ladeado, que así lo vi en la tele. Una faria, una pistola de calibre 0 y el whisky en la mano libre. Un afeitado italiano. Clase y elegancia. Las nuevas tecnologías frente a tus ojos, cansados, marchitados por el alcohol. Redes sociales, blogs, y páginas erótico festivas. La sangre empieza a mezclarse con alcohol 110% y la verguenza deja paso a frases sacadas de lo más hondo del hígado. A frases que te golpean el resto de órganos internos y buscan una salida desesperadamente. Cuando salen, se pierden, se difuminan, hacen mucho menos daño del que hacían dentro. Son vacuas. Son un intento de bala de fogueo. La camisa negra como la corbata. Look de noche de ánimas o de soledad de octubre. Look de loser. Apariencia oscura que esconde menos de lo que debería. Que esconde, o intenta esconder, sentimientos que se escapan como lágrimas por los ojos. Y nena, ya lo dijo Loquillo, no estás tú, nunca estás tú. Y si estás no acierto con ninguna bala. Nunca disparo al centro de la diana. La ley seca no sólo es un estado de ánimo. La ley seca es llegar a casa sin más líquido que limpiarse en las mejillas. La ley seca es decir "te odio" y callar y dar la vuelta. Con clase, corbata y traje negro. Tú, Carrie nation, con pistola e ideales. Yo no le temo a las balas porque soy más romántico que Larra, pero me apabullan tus ideales tan fuertes. Por eso mi pistola, como la tuya no dispara y no mata ni jugándonos la vida. Pero tu ley seca me mata sin necesidad de girar el tambor y apretar el gatillo. Y tendremos que tener un duelo al sol algún día. Cara a cara y sin sombreros para cubrirnos las miradas que no quieren cruzarse. Lo sé. Sé que la mataré
Da gusto dejar un octubre negro y entrar en un noviembre dulce. Aparcar el calor que en octubre acosa y dejar paso a la lluvia y el frío que le dan ese encanto tan espectácular a un noviembre siempre cálido tras ventanas empañadas. Octubre se llena de recuerdos que enterrar bajo el mar, noviembre de recuerdos que nunca se borran. De amores, desamores y heridas abiertas, cerradas y abiertascerradas. Noviembre es noviembre.
El día que salta la noticia de la separación de La Fuga es el día posterior a la noche en la que descubro que Croacia está demasiado lejos de Galicia y que por el camino existen tantas cosas que ni una fórmula mágica, pronunciada por la chica que me enseñó que la poesía es algo más que un montón de letras que cuentan mi vida, puede remediar lo irremediable. La noche en la que conocí la distancia real entre Croacia y Galicia fue la noche en la que Felipe Massa vio como enganchado en la puzzolana, Hamilton le adelantaba hasta un restaurante de comida rápida que le mataba la poca ilusión que le quedaba tras su último accidente. Una retirada a tiempo es una victoria. Él lo sabía, yo lo aprendí esa noche y lo olvidé a la mañana siguiente. La noche anterior a la última carrera de fórmula uno fue la noche más larga para vivirla fuera de la ciudad, pegado a una televisión que veía como acababan con los sueños de 2000 personas. Era la noche de los cristales rotos pegados en celofán blanco que nadie había querido recoger en toda una semana con sus siete días. Esa noche, la que había acontecido 168 horas antes, había sido el fondo del fondo. Y si, existe y no se sale nunca a la superficie, aunque a veces se puede intuir desde lejos. Y esa noche, en una de sus interminables horas entre acordes de guitarra, niñas sin voz y corazones rotos pensé que alguien se merecía una puta alegría. Y las alegrías vienen y van cuando les va en gana, suelen ir acompañadas de sus iguales y casi nunca se alternan para gusto del personal. Es por eso que recurrí a la violencia como último término para que las alegrías llegaran. Nadie trabaja ya como la mafia de los años 20 porque ahora ya no piensan que meter a once personas en un cuarto oscuro parece un accidente. Aunque para accidente ya estaba la tarta y todo lo que después se torció, porque sino esto no sería un cumpleaños como dios manda ni nosotros seríamos una mala imitación de los Blues Brothers sin querer ir, nunca, de ello. Si, no lo niego, quizás una forma menos sangrienta y, bajo mi punto de vista, también menos espectacular hubiera sido presentarse de traje en un bar clasista a solucionar los problemas como lo hacen los caballeros: con alcohol. Aún así siempre se me dio bien hacerle daño a las personas mientras disparo al aire una pistola de balas que hacen más daño del que creo. Lo bonito de la vida es que se pueden resumir 21 años en una sola semana si quitamos los detalles que no marcan más que notas a pie de página. Diría que la vida puede resumirse en una sola palabra que tiene 5 letras y empieza por loser y acaba bastante parecido. Pero hasta para un periodista que se gana la vida contando lo que ocurre dentro de un rectángulo le parece simplificar demasiado si no estás borracho viendo como el sol se te mete en los ojos. Boss, si hay algo en esta vida que odio es dar consejos, así que no te daré ninguno ahora, porque me los voy a guardar para otro momento cuando no tenga que pensar en que es lo que cambia en 356 días con sus 363 noches. Sólo puedo decirte que volveremos a salir y entrar en garitos, bares, estadios de fútbol o bares que estén cerca de estadios de fútbol. Que saldremos por la noche y volveremos por el día. O saldremos por el día para volver, pasada la noche, al siguiente día. Que volveremos a sentirnos incomprendidos y acumular experiencias para guardar en fotos de una red social y textos de blogs cada día menos llenos de polvo. Que la ciudad se llenará de ti y de mí, pero también de nosotros y de vosotros, y ya no más de ella. Que saldremos en unos días, como siempre, pa volar.