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» Kronania: abril 2010

Surreal life

18 de abril de 2010

Ey, Berg

He do the song about the sweet lovin' woman
He do the song about the knife
(Dire Straits)
Las noches se hicieron para gente como nosotros porque estamos hambrientos de luces parpadeantes. Ey, Berg, tú te sigues lanzando a tumba abierta y yo te cojo la rueda en un dos para dos. ¿Quien dijo miedo? El miedo es salir con 20 euros como salíamos antes, Berg. El miedo es buscar la fuga en todos los bares. Las noches estaban hechas para nosotros que teniamos una obsesión con los martes libres. Pienso, Berg, que no puede haber muchos como él en Facebook, vamos a buscarle mientras bebemos agua de Salamanca. Mientras todavía suenen los móviles a escasos metros de un gran calle, de una gran vía. ¿Sabes, Berg? Yo cada día me parezco algo más a House y tú envejeces como un rockero, viejo rockero. Puede que ya no nos vuelva a pillar el Rey Sol en mitad de la calle, Berg. Ya no nos oirá vocear Turnedo en mitad de la noche. Ya no hablamos con símiles futbolísticos porque somos algo menos Valdano y algo más Guardiola. Nosotros también nos rendimos ante la evidencia.
¿Sabes, Berg? Seguimos estando tan arriba que hay que cambiar de garito porque no cabemos todos. Llenamos todavía los lugares dónde crecimos, dónde brindamos por primera vez. Y nada ha cambiado excepto todo. Y las cosas se han movido de sitio y volverán a su origen. Siempre vuelven, Berg, pero las noches se han hecho para gente como nosotros, que estamos hambrientos, que tenemos todavía uñas, pero que las guardamos, para otros días, otras chicas, otros calvos, otros grupos y sobre todo otras noches. Porque no se si te lo he dicho, Berg, pero las noches se han hecho para gente como nosotros.




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16 de abril de 2010

¿Y tú que dices, corazón?


No es que este lejos, es que estoy en una nube
| Escrito a las 2:43 | 2 comentarios |Ir arriba

15 de abril de 2010

Somos de colores

Lo pone una pintada al lado de mi piso en salamanca. Digo mi piso y no mi casa, porque en Salamanca yo nunca tuve casa, tuve piso y nunca me quisieron los salmantinos, o no les quise yo a ellos; pero mi vida no es salmantina y de allí me escapo y me vengo a Zamora, porque Salamanca me da la espalda. Somos de colores reza una pintada en mi calle, cerca del Orquidea, lugar de lujuria y placer con Svetlana. Somos de colores me recuerda a Tontxu y a otra infancia distinta a la actual que es una infancia con menos picardía y mas inocencia.

Somos de colores, como en Avatar, azules. Me gusta el arte callejero que no es arte. Escribes una frase porque necesitas escribirla o porque no quieres llegar a casa con esa sensación de desasoiego. La escribió alguien que quería enseñarle al mundo que somos de colores. Una dosis de optimismo. O alomejor acababa de salir del Orquidea y era feliz. Lo que ocurre es que la gente cuando pasa lee la frase y saca sus conclusiones. Porque somos responsables de lo que queremos decir, no de lo que la gente entienda. Yo paso todas las mañanas entre legañas y frío y veo que somos de colores. Y por las mañanas todos somos algo más grises que de costumbre, al menos este año que el sol no quiere salir. Somos un gris azulado a veces, un gris desteñido, desvencijado por la primavera, un gris que quiere ser otro color.

Somos de colores es un lema para poner en una camiseta. Una camiseta verde con letras de todos los colores. Amarillo, azul, rojo, negro, blanco. Somos de colores debería popularizarse, llevarse a la calle, que pinten la imagen del Che con este slogan, que lo lleven a las sedes de los partidos, que el Athletic de Bilbao inspire la próxima camiseta para la UEFA en esta idea. Somos de colores y yo me siento cada día algo menos rojo y algo más blanco, como un veterano de guerra. A veces soy negro, oscuro, imposible de traspasar, de mirar. Soy más que un negro, un negro brillante, como una piedra preciosa de la que desconoces el nombre y a la que sólo puedes mirar y quedarte pensativo mientras no ves más que el reflejo. El negro es impactante, el negro es atrayente, el negro evoca y miente, el negro te atrapa.

Somos de colores. Normalmente soy rojo, me gusta el rojo, veo a la gente roja, rosa, naranja y sus derivados. Soy rojo, soy rojiblanco, soy tricolor y naranja. Me gusta la gente azul, verde, amarilla. El otro día vi una señora gris marengo. Me hace gracia el gris marengo. Me hace reír aunque nunca se como es el color. Puede que sea el único gris que valga. No me gusta el gris. Yo diría somos de colores, pero por favor no seais grises. El gris es de replicantes, de mortífagos, de elfos oscuros, de guerras civiles. El gris es el dia en el que te echas en la cama y no quieres ver a nadie, aunque coges una llamada de un chico borde. Gris eres y en gris te convertirás. Ese es el título que tendrá la biografía de la mayoría de los políticos de este país. El gris mancha las hojas de mi vida. El gris me quiere poseer a veces y muchas de ellas lo consigue. El gris me persigue, el gris es enero, febrero, marzo y de momento abril.

Somos de colores. Alomejor Tontxu pasó por esa calle. O vivió allí. Alomejor entró una noche en el Orquidea dónde nadie tiene nombre. Yo la leí cuando me iba de viaje: Íbamos a Cuba, íbamos contentos, íbamos saltando por el aeropuerto. Y me recorrió algo por dentro. Emoción, o un color. Un color que quería derrotar a un gris semidifuso que se quiere apoderar del resto de la gama cromática. Y el gris se fue ese día, en ese momento, mientras leía en mi calle, Maldonado Ocampo, al lado del Orquidea, junto al Azul, que somos de colores. Y nosotros si tenemos nombre.

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13 de abril de 2010

Caprichos de niño rico

Debería saber que quiero para luego quejarme. Puede que solo fuera un capricho de niño rico, espejo de una infancia colmada de felicidad. ¿Y si toda mi vida han sido caprichos? Cómo saberlo hasta que no me equivoco. Acción, reacción. Qué fue de ella es una de las incógnitas que siempre me he preguntado y nunca me ha interesado. Nosotros también hemos sido mala gente pero solo unos peces pequeños en un acuario gigante. Ahora quiero un hamster. O un gato. LOs acabaré abandonando tras el verano. O durante el verano. Ahora quiero tumbarme en la hierba con alguien. No, con alguien no, con ella. Ella no siempre es ella. A veces es ella y a veces es otra. Otra me hace llorar porque siempre la tengo cerca. Porque quiero tenerla cerca. Ella no sabe que ella. Ella sabe que yo soy él. Yo no se quien soy. Pero los dos sabemos que seremos algún día algo. Debería saber que quiero para luego quejarme. Pero no lo sabré hasta que no me equivoque. Y me apetece mucho equivocarme, es primavera.
| Escrito a las 23:04 | 0 comentarios |Ir arriba

12 de abril de 2010

PQAVSCDRELNDMCHF

Le dije a Rubén que hacía mucho que no ponía música aquí, porque a veces escribe él y otras veces yo, que soy su ego o su otro yo o lo más profundo de su interior. El caso es que los videoclips reinan por su ausencia y la gente ya sólo viene a leer en silencio y nadie escucha música, lo que significa que el blog se ha vuelto tan silencioso que podrían publicarlo en una biblioteca. Le dije a Rubén, tío, esto no va bien. Y era obvio y él también lo sabía por lo que yo no aporté mucha información, más bien diría que fue un diálogo interno, que en verdad siempre lo es, pero este era más interno, ni siquiera era un diálogo, tan solo era rememorar lo que todos pensábamos ahí dentro. Rubén tío, algo habrá que hacer, ¿no?, porque la situación se vuelve insostenible y a mi no me gusta perder. Y él pensaba que no perdíamos que solo nos tomábamos un respiro y que no siempre se puede estar en la cumbre. Yo seguía pensando y caminando y quería una copa para tomar el control. Se nos va de las manos, amigo, se nos va, ¿pero esto qué es?, si ya es una realidad paralela a lo que fue antes. ¿Acaso es que ya no te acuerdas? Si seguimos este ritmo acabaremos oyendo reggeaton en las gasolineras de la nacional 122. Rubén, vamos a pensar, vamos a tomar el aire, alomejor es eso lo que necesitamos: respirar y verlo todo más claro. ¿Por qué aquí ya no aparecen videocplis? ¿Has apartado la música de tu vida? No, no puede ser eso, tiene que haber algo más. ¿Que haría Churchill en estos momentos? Estás loco, o quizá el loco soy yo. Que mas dá si somos la misma persona desdoblada y esquizofrénica que habla en sueños, despierto. Pon tán sólo un videoclip para darle color al blog. Aunque sigas diciendo que la culpa es de él, que sólo late y no quiere canciones que le recuerden que ya no es lo que era.

| Escrito a las 23:50 | 0 comentarios |Ir arriba

Kilómetros

Son sólo kilómetros, unas extensiones de tierras, áridas, secas, lisas que se extienden hasta el horizonte, dónde el sol y el suelo se funden por el calor que hace. Son sólo kilómetros que pesan, se suben a la espalda y hacen más duro el viaje, son sólo kilómetros que nos impiden tocar con el dedo índice, el dedo corazón. Tú siempre serás tú y está ella que no se si es ella o no, que me han nublado la vista hace bastante y sólo doy bandazos como un borracho de camino a casa: silbando una vieja canción de Ella Fitzgerald, con la ropa totalmente alborotada y dando pasos seguros hacia ninguna parte. Son sólo kilómetros que me hacen daño ahora, precisamente ahora que renegué de ellos, que dije que quería hacer pliegues en los mapas y acelerar. Me miro las manos, tienen arrugas por los kilómetros, por los metros, quizá hasta por los hectómetros. Ya no leo On The Road porque me quema en las manos mientras hago cuentas (de la vieja) para calcular que si 60 kilómetros duelen tanto, cada día muere una persona lejos de aquí. Son kilómetros que me hacen viejo, nos hacen viejos, nos separan, nos hunden, nos quieren fundir con el horizonte, con el sol, con un mar tan lejano que aquí no huele y con los pájaros que viajan a lugares que nunca veremos. Son sólo lineas rectas, curvas, semirectas paralelas, y vuelos concéntricos, son los egos de miles de personas y silencios que ya no existen pero inundan corazones vacíos. Encendería un cigarro para intentar restarle un dígito a los kilómetros, pero siempre hay alguien que me recuerda que no fumo y me invita a una copa al volante de este magnífico caballo sin frenos.
| Escrito a las 23:30 | 0 comentarios |Ir arriba

11 de abril de 2010

La vida sigue igual

| Escrito a las 22:55 | 0 comentarios |Ir arriba

10 de abril de 2010

Estas no son las noticias

Estas no son las noticias pero vamos a entrar en directo en 30 segundos. No hay tiempo para maquillar tus ojeras de la noche anterior ni para despedirse de los conductores del programa anterior. Estás simplemente tú y esa cámara y un tío que graba todo desde detrás de la cámara y supongo que un montón de gente al otro lado esperando que acabe esa cabecera y salga tu cara y las noticias, aunque esto no son las noticias.

Salimos en 30 segundos al aire y tú tienes que sonreír aunque no quieras. Pero tampoco fuerces tanto la sonrisa, hombre, que parezca natural, que parezca que tu también vas drogado como el resto. Te quedan 30 segundos asi que ya puedes pensar en el país de las golosinas o en lo cachonda que está tu compañera de informativo y olvidarte de toda la mierda que llevas escribiendo toda la noche. Entramos en 30 segundos y tú no tienes compañera.

Es irremplazable, lo sé, pero tienes que reemplazarla, me lo repetía el productor por el pinganillo desde que esta mañana llegué con los periódicos a los estudios a las afueras de la ciudad. Es irremplazable, chaval, es irremplazable, pero tienes que reemplazarla. Entramos en 30 segundos. Yo no me había dado cuenta que detrás de mi solo hay un croma verde y no está esa pantalla gigante para ver imágenes ni está ella (es irremplazable, muchacho) ni está el cámara detrás de la cámara porque se los ha llevado embargados la vida (y son irremplazables, chaval).

Chaval, quedan 30 segundos, tú ahora sólo di lo que pone en el pronter y limítate a sonreir un poco, tampoco mucho que alomejor hay gente jodida en sus casas a las que no les apetece ver que estás feliz. Ya, chaval, ya se que no estás feliz pero eso a la gente le importa lo más mínimo, cabeza alta y a sonreir, hay que reemplazarla.

Buenas tardes. Se ha acabado la semana santa y la gente vuelve a sus casas (con una sonrisa), tenemos retenciones de varios kiómetros en las entradas de las grandes ciudades pero el estado del tráfico es (una gran sonrisa), mientras en el plano internacional hay miles de muertos (sonrientes) y terremotos, viento huracanado y una revuelta en el frenopático.

Si, eso debería haber dicho cuando el regidor dijo: tres, dos, uno, empieza chaval. Debería es un verbo que conlleva muchas cosas y no siempre las cumple y por eso cuando intenté hablar, lloré; y cuando intenté explicarlo cortaron y alegaron motivos técnicos y me chillaron desde el pinganillo: "Estas no son las noticias, chaval, aquí no vendemos un drama asi que deja tus lágrimas y presenta lo que te pone el pronter o invéntate algo que venda más, pero hazlo rápido"

Yo seguía con mi bloqueo y mi croma detrás y no sabía si era un médico de Anatomía de Grey o era algo importante de verdad y pensaba en ella y en reemplazar, importante, irremplazable, sonrisa, silencio, 30 segundos, chaval, reemplazar. Pensaba, craso error. Eso me dijo mi productor: pensaste, la cagaste. Y me cambiaron por otro cretino de corbata y acento marcadamente francés que repetiría semana tras semana las mismas frases sonrientes hasta el día en que se fuera su compañera de deportes.
| Escrito a las 12:31 | 0 comentarios |Ir arriba

8 de abril de 2010

Llámame Kronen



Era un chico impresionable. 13 años, quizá 12. Los chicos de 12 años son chicos impresionables. Ya sabes: El Che, Ska-P y todo eso. El mundo está lleno de ídolos. Las chicas son chicas y dan miedo. Eso no cambia con la edad. Era un chico impresionable y entonces no sabía que me gustaría la generación Nocilla ni que tendría que esconderme de una lluvia amarilla que me taladraba el corazón. Era un chico impresionable y solo hablábamos de videojuegos y de vivir la vida como si esa noche fuera la penúltima, porque nunca piensas en la última noche, te da miedo. La gente leía libros rojos. Rojo oscuro. El barco de Vapor te obliga a leer libros que superan las 100 páginas y yo tengo un carnet de la biblioteca municipal de Zamora. Me lo van a cambiar, ahora puedo acceder también a la parte de los mayores. Eso es otro mundo. Era un chico fácilmente impresionable y me llamó la atención un libro. Historias del Kronen. A lo mejor no tenía ni siquiera 12 años. Mi madre me dejó leer un libro que ya en la contraportada demostraba que no era apto para chicos fácilmente impresionables. Sexo, drogas, rocanrol, ya sabes, tío, me gusta, nos gusta. Soy un radical y paso de todos. Esta es nuestra penúltima noche y voy a salir a por todas. Vamos a la vía del tren y luego vamos a quedar con ellas. A mí me gusta S y a ti V, vamos a por ellas. Vamos a quedar en La Marina. Me han dicho que S es facilona, ha estado con A y con P, se va con cualquiera. He leído cosas que ni te imaginas en un libro. Historias del kronen. Va a ser mi libro preferido toda la vida. Era un chico fácilmente impresionable. He leído cosas que en la vida te imaginarías. Voy a ser como él. Hoy quedamos con S y con V. Ya verás. Me han dicho que hemos quedado todos en La marina. En el Ancla. Oye V, le gustas a M. Si, le gustas a M, deberías ir a hablar con él, allí donde nadie os vea. Eh, V, me gusta S, dile que en 5 minutos en el Sancho. Si, tranquilo S es facilona, si, lo sé. Vaya tetas tiene, aunque bueno es algo fea, pero sí, es facilona, me lo han dicho. Hola S, sabes quiero que me llamen kronen. Si, kronen, Historias del Kronen. ¿Sabes? Historias del kronen. Sexo, drogas y rock and roll. He aprendido cosas que nadie de estos sabe. No, no he estado nunca con una chica pero me han dicho que tú has estado con otros, pero no te preocupes me he leído un libro. ¿Sabes? Leer mola, aprendes cosas. Leo cosas de mayores, te las voy a enseñar. Hola M, ¿sabes? estoy con S. Sí, estamos saliendo. No, no sé, nos dimos un beso. Si, se cosas del libro, pero no sé. Ella si ha estado con más chicos. ¿Qué tal con V? A mí no me ha dejado que le tocara las tetas, ¿te has fijado que grandes son? Ahora me llama Kronen. Me va a llamar todo el mundo kronen. No sé qué significa, no he entendido lo que dice el libro, pero habla de sexo, drogas, alcohol, rocanrol, mi primo tiene un disco de esos. Reincidentes. Molan más que Ska-P y le cantan al Che. Viva El Che y viva Fidel. De mayor voy a ir a Cuba, eso tiene que molar. Era un chico fácilmente impresionable y tenía entre mis manos un libro que era una bomba. Han hecho una película sobre el libro, hay que verla. Seguro que se ve sexo. Todos éramos fácilmente impresionables. S lo era. Le impresionaron mis conocimientos. Bueno, los de kronen. Llámame Kronen, nena. Ni siquiera sabía decir nena como Loquillo, pero todos éramos mucho más fácilmente impresionables.


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La bodega.

Las palabras volaban por el aire de una vieja bodega como vuelan las ideas que no quieren llegar a ser oídas. De un lado a otro, haciendo círculos concéntricos, sin separarse nunca del todo pero siempre hacia arriba. Y las horas pasan y parece que todo se va, pero sigue, y de vez en cuando vuelve para no querer marcharse, pero con menos fuerzas y las mismas lágrimas, en círculos concéntricos.

Mis padres pintan de nuevo la habitación y a mi no me convence para nada ese color. Gris. Como Santa Clara señal de una vida desvencijada. Y en Zamora las cosas nunca pasan ni se quedan, ni siquiera se cuentan o se ven. Zamora se mantiene en una nube lejos de la civilización y los recuerdos son dagas que duelen más cuando las ves acercarse que cuando se clavan.

Es absurdo utilizar palabras porque el juego tiene unas reglas que todos nos hemos saltado para llegar mucho antes a casa y sin embargo a todos nos han pillado. Y el mundo se llena de silencios en una vieja bodega que antaño llevó sueños y como los llevó, los dejó allí aparcados a la espera de que alguien los volviera a ver y siguiera teniendo la ilusión de un niño que salta de baldosa roja en baldosa roja, de la mano de sus padres, camino de la plaza mayor, escuchando música de acordeón y quejándose porque los zapatos le hacen daño, y el reloj de la comunión, y no le gusta ir repeinado ni con ese absurdo traje de los domingos.

Y la calle cada año es más corta y más gris y menos soleada porque las ideas, los sueños, las esperanzas van formando una nube y se cruzan las miradas conocidas por los años y no se inmutan ni se saludan y se odian por dentro y por fuera pero no en esa calle, gris, desvencijada, como la ciudad, como los sueños, como esa bodega que verán mis hijos.

En la bodega todos sabemos quién es quién y que se le puede decir. Todos confiamos en todos pero sabemos que no todos podemos decirlo todo. A veces los ricos son los menos inteligentes pero los más avispados. Si pudieran poner un cartelito a la entrada diría aquí se forjaron muchos proyectos pero todos estos fracasaron. Curioso, tenemos el estigma de remarcar lo que fracasa en un lugar en el que habría que apremiar lo que triunfa. Se lo dije a un amigo: la vida la gana el que menos yerra y no el que más acierta. Por eso dejé de celebrar los triunfos y empecé a analizar los fallos. Fue por eso por lo que no pude estar allí, el primero, para dar la cara, pero estaba intentado a aprender a partírmela. En mi curriculum no vienen todavía ninguna victoria pero intento evitar que se me gaste la tinta al escribir las derrotas.

Es una bodega vieja, y la gente tuerce el gesto al oír la palabra "vieja" y yo le encuentro un gusto especial porque he visto la belleza en más sitios. Me encuentro como en casa y eso no siempre es bueno, porque no siempre me encuentro bien en casa, cuando vuelan ideas, palabras y sueños pero reina el silencio. El mismo silencio que se debe de oir cuando, después de una batalla, ni siquiera los buitres se atreven a bajar al campo porque guardan respeto y silencio. Siempre silencio.
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7 de abril de 2010

La recta final.

Los últimos 20 metros al lado de Bolt, sin respirar en 10 segundos, sin mirar atrás, sólo cerrando los ojos para que pasen los metros, para que se acerquen los sonidos que ahora se descomponen y son irreconocibles, para ver el flash lo suficientemente cerca.

El último kilómetro en la rueda de Contador retorciendose mientras no se abre el público, el aliento de Armstrong en tu nuca y las voces de miles de camisetas naranjas, el desarrollo más duro posible y las fuerzas mas justas que nunca, el premio de llegar al hotel y volver a sentir las piernas en un asfalto blando que parece que va a derretirse.

La última vuelta con sus 17 curvas cerrando todos los huecos mientras Rossi viene enfurecido quemando goma y sonriendo porque sabe que te va a adelantar aunque tuvieras una Ducati con sus caballos bramando o rugiendo y salieras del Sacacorchos derrapandole en la cara al mismísimo Mike Doohan.

Girar sobre tu tobillo para tapar el tiro de Messi en el minuto 93 con más de ocho kilómetros recorridos y los gemelos cargados, ver como el tiro sale rozando tu pierna y rezar para que el ángel salvador de la portería pueda salvar tu fallo, hacer la portería más pequeña, doblar las articulaciones más allá de lo que pueden para intentar rozar, lo justo, el último balón del partido; y correr, correr hasta que los pulmones oigan un pitido angelical.

El último salto más allá de los seis metros mientras Jordan viene volando sin motor hacia tu mano y el balón y tus piernas no saltan más alto, y el balón quiere despegarse de tus manos antes de que ese monstruo se acerque y el reloj con números rojos avanza tan rápido que nunca sabes si va a cambiarse a un rojo explosivo o simplemente apagarse.

Apretar y apretar para intentar ver algo más que el alerón trasero de Schumacher, salirse de la aspiración, pisar el acelerador hasta que toque el asfalto del circuito, intentar aguantar el cuello recto mientras la torcida vocea más que nunca y la bandera a cuadros dictamina el jaque mate.

Esforzarse en la última etapa aunque tus compañeros te hayan abandonado y te sientas sólo entre un montón de buitres. El objetivo no es el maillot amarillo, ni el campeonato, ni siquiera el subcampeonato. El objetivo es llegar sonriendo y abarazarles a ellos que te llevaban el cola - cao a las primeras etapas en aquellos lejanos párvulos del Corazón de María.
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5 de abril de 2010

Miguel José

Íbamos ocho. Éramos ocho. Yo no recuerdo nunca a tanta gente y eso que ya son ocho años que me han parecido dos o tres. Éramos ocho y sin embargo la mitad no le conocían. Si no son la mitad, alomejor sólo eran dos o alomejor tres. La cosa es que allí dentro todo se magnifica. Ocho corazónes palpitando o cantando o siguiendo una partitura que se clava en los tímpanos. Izquierda, derecha, vamos hermanos. Por Miguel José. Por Miguel que se vá. Por nosotros, joder.

Íbamos ocho. Éramos ocho. Desde el silencio de la noche estábamos todos. Hermanos, un año más. Nervios, ilusión interrumpida por una lluvia que se quiso colar el año pasado. Buena carrera, hermanos. Sin hacer ruido, sin molestar, andando, a ritmo, y brillando en el sol tímido que no se lo quiere perder este año.

Íbamos nueve. Éramos ocho. Va por Miguel José. Y las fuerzas que impedían que Redención llegase de la plaza al museo se multiplicaron. Vamos chicos, cómo sabemos. Y Redención se movió solo. Y caminaba como no lo había hecho nunca. Y al llegar al museo silencio. Sólo silencio.

Íbamos ocho. Éramos ocho. Los ocho guardábamos silencio. Suena Mater Mea. Bailan "Las Marías" pero sigue el silencio. Abrazos sinceros. Silencio. Rosas. Silencio. Láminas. Silencio. Íbamos ocho pero éramos nueve.

| Escrito a las 23:42 | 2 comentarios |Ir arriba

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